Informe

Compra directa de alimentos: del huerto a tu casa

Más allá de la calidad, la variedad y el precio, hay otro criterio decisivo que muchos consumidores comprometidos tienen en cuenta a la hora de decidir qué producto llevarse a casa: la conexión con el productor.

13 diciembre 2019
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Si bien los supermercados e hipermercados convencionales acapararon el 73 % de las compras de los españoles en 2019 según un informe elaborado por Alimarket, poco a poco están surgiendo otras opciones que contribuyen a que los consumidores participen más activamente en su alimentación, al mismo tiempo que establecen una cercanía emocional con los productores y deciden con sus compras  a qué tipo de proveedores quieren apoyar.

Otra compra es posible

Desde iniciativas curiosas como adoptar una oveja o apadrinar un olivo hasta innovadores supermercados cooperativos, estas son algunas formas de compra directa de alimentos:

Adopción de árboles y animales

A través de una página web, eliges un proyecto en el que quieras participar (adoptar un árbol o una huerta, apadrinar un animal…), conoces al productor responsable del proyecto y su trabajo, dejas que tanto él como la naturaleza hagan lo suyo y, a cambio, recibes en tu casa la materia prima o un producto elaborado a partir de esta (aceite, queso, zumo, mermelada, una manta de lana ecológica...).

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Es una forma divertida de establecer un nexo con el productor y conocer, paso por paso, su trabajo, además de facilitar la producción de alimentos de temporada bajo demanda y así evitar el desperdicio alimentario desde el principio del proceso.

Este tipo de compra directa de alimentos es más habitual en el norte de Europa. En España aún no es una fórmula es muy conocida, pero ya va teniendo sus adeptos.

Algunos ejemplos:

Grupos de consumo

Otra forma de compra directa de alimentos son los grupos de consumo. Estos congregan a personas que compran (online o presencialmente) alimentos de forma regular y conjunta directamente al agricultor o productor, quien anuncia sus productos en un marketplace, o bien lo hace a través de plataformas web donde trabaja con preventas de lotes.

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Hay 2 tipos de grupos de consumo:

  • Cesta abierta: puedes elegir la cantidad y variedad de productos que recibes cada vez.
  • Cesta cerrada: la cantidad y frecuencia con la que recibes la cesta está prestablecida, y el tipo de producto dependerá de la temporada.

En cualquier caso, este tipo de consumo sostenible requiere un compromiso por tu parte, puesto que seguramente te toque recoger la compra en algún comercio de tu barrio. Algunas plataformas como, por ejemplo, Farmidable, están probando métodos de entrega sostenibles en lugares a donde la gente suele ir habitualmente como, por ejemplo, colegios o empresas. 

Algunos ejemplos: 

Supermercados cooperativos

Este tipo de compra directa de alimentos surge de la iniciativa de consumidores con un gran interés por conocer el origen de aquello que comen y que buscan que los productos sean de proximidad y ecológicos, así como una remuneración adecuada para el productor y que huyen de las prácticas especulativas.

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Para formar parte de estas cooperativas, no basta con ser socio y que pagues una cuota (inicial, mensual, anual…. Eso dependerá de la asociación). También tendrás que participar activamente en las tareas del supermercado, trabajando ahí durante unas horas a la semana o al mes. A cambio, accederás a alimentos a precios “justos”.

Algunos ejemplos:

Visitas a productores

Muchas explotaciones agrícolas y ganaderas, además de estar presentes en Internet o en mercados de productores, venden sus productos en sus propias instalaciones. No son establecimientos al uso con un horario comercial, sino que algunos días hacen jornadas de puertas abiertas para vender sus productos dependiendo del volumen de la producción y su estacionalidad.

Esta opción es buena para la gente que vive en la zona o que sale al campo los fines de semana y quiere aprovechar para hacer la compra, pero también puede ser una buena ocasión para ver cómo es el productor y la explotación, conocer de primera mano cómo se produce la comida que compras, plantear dudas o preguntas y establecer una relación de confianza que luego puede continuar a través de la venta por Internet, en grupos de consumo, mercados cooperativos, etc.