Informe

Inteligencia emocional

No podemos separar la mente de nuestro cuerpo, del mismo modo que tampoco podemos separar lo que sentimos de lo que pensamos o de lo que hacemos. Nuestro día a día es una mezcla de emociones, sentimientos, pensamientos y conductas. La inteligencia emocional es la habilidad para reconocer nuestras propias emociones y sentimientos y también las de quienes nos rodean.

09 octubre 2023
Inteligencia emocional qué es

Hay días en los que identificamos con claridad qué estamos sintiendo, por qué nos molesta algo o cómo afrontar una preocupación insistente, otras veces nos encontramos en mitad de una discusión sin saber muy bien cómo hemos llegado hasta ahí, cuando todo lo que queríamos era saber cuándo íbamos a recibir ese informe o que los niños recogieran su habitación… ¿qué ha pasado?

¿Qué es la inteligencia emocional?

La inteligencia emocional nos ayuda a manejarnos en nuestro mundo emocional: es la capacidad para percibir nuestras emociones y sentimientos, comprenderlos y regularlos. O lo que es lo mismo, nuestra capacidad para gestionar nuestras emociones. Además, la inteligencia emocional no se dirige solo hacia uno mismo, también ayuda a empatizar con los demás porque permite conocer y comprender qué puede estar sintiendo la otra persona y qué puede significar eso para ella.

Una buena gestión emocional...

  • Mejora las relaciones sociales, laborales, afectivas o familiares.
  • Facilita la resolución de problemas o de conflictos.
  • Puede disminuir la intensidad de determinadas reacciones, como el estrés o la ansiedad.

Rasgos de una persona con inteligencia emocional

Una persona con una inteligencia emocional alta suele tener unos rasgos y habilidades concretas:

  • Es más empática y le resulta relativamente fácil ponerse en el lugar del otro.
  • También tiende a ser más asertiva, ya que distingue entre sus emociones, necesidades, deseos o problemas de los de los demás.
  • Suele ser más reflexiva, y no suele tener grandes explosiones emocionales o conflictos.
  • Está más focalizada, tiene una dirección y motivación personales claros.

¿Se puede desarrollar la inteligencia emocional?

Al margen de nuestras capacidades de partida, la gestión emocional es una habilidad que se puede aprender y entrenar. Para ello, hay que prestar atención a nuestro mundo emocional: qué se siente, ponerle nombre, distinguirlo, saber de dónde sale o qué está poniendo encima de la mesa. Es decir, estar presente en el aquí y el ahora, y relacionarlo con uno mismo y lo que está ocurriendo alrededor, para poder dar una respuesta acorde y ajustada a la situación (tanto en tiempo como en intensidad), sin que la emoción sobrecoja y arrase a la persona.

¿Es importante entrenar la inteligencia emocional?

Las emociones tienen una doble función: información y adaptación. Conocerlas y comprenderlas nos permite saber:

  • Qué me está pasando: ¿esto me desagrada?, ¿me hace sentir bien?, ¿me atrae o me repele?
  • Qué está ocurriendo en mi entorno: ¿cómo están las personas a mi alrededor?, ¿cuál es el clima emocional?, ¿por qué ha pasado lo que ha pasado?
  • Qué puedo hacer para responder y adaptarme a ello lo mejor posible: ¿qué puedo, quiero o necesito cambiar?, ¿necesito desahogarme, hacer algo para sentirme mejor?, etc.

Si no sé qué ocurre en mí o a mi alrededor, ¿cómo voy a responder, cómo podría adaptarme a ello?Resulta conveniente aprender a gestionar las emociones, porque son una fuente de información importantísima tanto sobre uno mismo, como sobre lo que sucede a su alrededor y qué hacer con todo eso.

gente contenta 

Estabilidad emocional versus inteligencia emocional

Saber gestionar nuestras emociones se relaciona con una mayor estabilidad emocional, ya que identificarlas, diferenciarlas, conocer su origen, su significado, etc., permite no solo conocerse mejor, sino autorregularse uno mismo, y relacionarse mejor con los demás o con las posibles eventualidades que siempre acaban por surgir.

Ahora bien, ser una persona con mayor inteligencia emocional o con una habilidad importante para gestionar el mundo afectivo no es sinónimo de ser emocionalmente estable. Habitualmente van de la mano, pero no siempre:

  • Por una parte, la estabilidad absoluta no es posible, siempre ocurrirán distintas cosas en el día a día, o a lo largo de nuestra vida que nos dolerán, nos pondrán contra las cuerdas o supondrán un reto complejo.
  • Por otra, uno puede tener una gran capacidad para identificar los sentimientos propios o ajenos, pero quizá algo menor para contenerlas, poner límites, desahogarse, adaptarse a las situaciones, etc.