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Autoestima, bienestar y felicidad

19 marzo 2022
felicidad

El 20 de marzo se celebra el Día Internacional de la Felicidad. Y qué mejor manera de hacerlo que promocionando nuestra autoestima y nuestro autoconcepto, la opnión que tenemos de nosotros mismos. Sentirse bien con uno mismo proporciona bienestar y nos acerca un poco más ese horizonte que para muchos es la felicidad. Te damos las claves para descubrir y fortalecer tu autoestima.

La mayoría de las personas no tenemos una idea clara sobre qué es la felicidad o cómo alcanzarla. Se trata de una cuestión personal y subjetiva: cada uno entenderá a su manera qué es la felicidad, sentirse feliz, cómo alcanzarla… en definitiva, qué hacer para llegar a ese horizonte al que aspiramos.

Felicidad: un concepto ambiguo y subjetivo

La felicidad está muy ligada a la filosofía. De hecho, se viene debatiendo sobre la noción de felicidad desde la antigüedad, sin haber llegado aún a un concepto o a una definición única.

Mucho se ha hablado también de la psicología positiva, vinculándola de alguna manera al concepto y sentir de la felicidad, y no es correcto. Cualquier aproximación teórica o práctica de la psicología va a buscar el bienestar y autonomía de las personas. Pero, a diferencia de otros planteamientos, la psicología positiva propone centrarse en las fortalezas y capacidades de las personas como vía para afrontar y solventar sus dificultades u obstáculos, en contraposición a la tradicional y habitual atención centrada en el síntoma, déficits, malestar, etc.  

Sentirse bien con uno mismo para estar mejor 

No hay un sentido de la felicidad específico, es algo personal. No se debería imponer un modelo determinado. Sin embargo, sí se sabe que la autoestima y el autoconcepto son promotores básicos de nuestro bienestar, y así se abordan desde la psicología. Una autoestima alta y sana facilita sentirse bien con uno mismo, y, por lo tanto, desarrollarse y desenvolverse mejor en su entorno.

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¿Qué es la autoestima?

La autoestima engloba el conjunto de emociones, sentimientos, ideas, pensamientos y, en definitiva, la percepción que se tiene de uno mismo. Son el producto de la interrelación entre nuestro yo ideal, habitualmente aprendido, y nuestro yo percibido.

La autoestima es una valoración que confronta nuestro autoconcepto, autoeficacia, autoexigencia, etc., con lo que interpretamos que somos y cómo somos, qué hacemos y cómo lo hacemos, qué conseguimos.

  • No es estática ni está aislada de nuestro entorno y experiencias.
  • No es única, sino que comprende todas las áreas de la persona (laboral, académica, relacional, intelectual, física, etc.), y puede ser más alta o baja en cada una de ellas. 
  • No es sinónimo ni garantía de éxito personal o profesional, pero sí se relaciona con esto y lo suele facilitar. 
  • Está muy relacionada con nuestro estado de ánimo, motivación y, en general, bienestar. 
  • Una autoestima baja puede estar tanto en el origen de los problemas mentales, como ser su consecuencia

El desarrollo de la autoestima

En el desarrollo de nuestra autoestima influyen tanto nuestras experiencias y aprendizajes, especialmente las tempranas, como nuestro temperamento.

Es muy importante prestar especial atención durante la infancia al estilo de apego, al estilo educativo, a los mensajes que se transmiten al niño, facilitar que pueda contar con experiencias sociales y afectivas positivas y reforzadoras

La adolescencia es otra etapa relevante para su desarrollo, fomentando la comunicación, apoyo y confianza en el adolescente, a la par que espacio para experimentar y crecer como persona. 

En general, si el niño o adolescente no ha recibido apoyo y cariño, no se ha reforzado su forma de ser, ni se han fomentado sus capacidades o no se ha normalizado el error o el fracaso, si no ha aprendido a contar con los demás, si ha crecido en un ambiente con mucha exigencia o si tampoco ha contado con relaciones sociales favorables en el colegio, es esperable que no tenga una autoestima alta. Estos aspectos determinan en gran medida la forma en que se relacione con los demás, lo que espere de sí mismo y del mundo, o hasta dónde cree que puede llegar.

¿Cómo son las personas con una autoestima baja?

Una persona con una autoestima baja tiene mayor tendencia a: 

  • Buscar y necesitar la aprobación de los demás.
  • Establecer relaciones dependientes, o ser explotados de alguna manera en sus relaciones de pareja o sociales.
  • Distorsionar la realidad de forma negativa.
  • Sentir desprecio hacia sí mismo, su valía o su capacidad.
  • Menor éxito académico, poca adecuación de los trabajos a sus habilidades y conocimientos reales.

Claves para fortalecer tu autoestima 

La autoestima evoluciona a la par que lo hacemos las personas. Por eso es posible trabajarla para elevarla y fortalecerla.

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Dimensiona tu autoestima

Probablemente no te preguntes a menudo cómo te ves a ti mismo o cómo te sientes contigo mismo, pero es el punto de partida: 

  • Enfrenta tu yo ideal a tu yo percibido: ¿cómo soy?, ¿cómo me gustaría ser?, ¿qué etiquetas suelo utilizar para describirme?
  • Acota tu área de confort: ¿qué prefiero no hacer o afrontar?, ¿de qué o de quién depende cómo me siento contigo mismo o cómo me valore?
  • Toma la temperatura de tu autoestima. Valora de forma numérica cada área de tu persona, cómo te ves o cómo te sientes con relación a tus capacidades y desempeño intelectual o cognitivo, relacional, afectivo, profesional o académico, así como tu aspecto físico. Procura ser honesto y justo contigo mismo

¿El resultado de estos ejercicios no ha sido muy favorable?

Fomenta tu autoestima 

  • Identifica qué te hace único. Todas las personas tenemos algo que nos diferencia de los demás. Escribe cuáles son esas características, tus fortalezas, virtudes y capacidades.
  • Busca otras fuentes de información. Escoge a tres personas cercanas de tu entorno social, familiar y profesional y pídeles que destaquen otras tres cualidades tuyas en cada una de estas áreas. Se trata de saber cómo te ven los demás.
  • Crea una lista de logros. Siendo honesto, justo y bondadoso contigo mismo, elabora un listado de méritos en lo social, afectivo, familiar, físico, profesional, etc.
  • Reinterpreta tus juicios y opiniones. Habrá aspectos, características o destrezas que no sean tus fuertes. Ahora bien, eso también te permitirá ser o comportarte de otras formas.
  • Cuestiona tus ideas y percepciones sobre ti mismo. Cuando algún pensamiento negativo se te pase por la cabeza, pregúntate ¿eso dónde está escrito?, ¿qué me aporta tratarme así?, ¿qué pruebas tengo para considerarlo de ese modo?
  • Realiza lo que se llaman pruebas de realidad. Contrasta tus juicios y conclusiones sobre ti mismo o tus capacidades, y exponte a tus miedos. Por ejemplo, si consideras que la gente te encuentra aburrido, o que no quiere hacer planes contigo, prueba a proponerles alguno que se salga de lo habitual, o algo que te guste a ti especialmente. Si dudas de tus capacidades profesionales, contrástalo con la valoración que te hayan dado tus superiores.

Estos son una serie de ejercicios dirigidos a fomentar tu autoestima y tu autoconcepto, pero si percibes malestar o serias dificultades en tu día a día, no dudes en consultar con un profesional de la salud mental.

Más recursos en salud mental

En OCU sabemos la importancia que tiene la salud mental para la salud y bienestar global de las personas. Sin embargo, no es fácil ni asequible acceder a los cuidados necesarios, por eso, pedimos que haya más psicólogos clínicos en el Sistema Nacional de Salud. Ayúdanos a lograrlo.

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