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Carnes rojas y procesadas: ¿son saludables o no?

Cada vez hay más estudios que dicen que consumir carne roja y carne procesada es un riesgo para nuestra salud. Pero ¿qué hay de cierto en esto?

04 octubre 2019
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¿Hay relación entre el consumo de carne y el cáncer?

En 2017 la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertaba que consumir carne roja y carne procesada aumentaba las posibilidades de padecer cáncer. Asunto en el que, hace unos meses, una asociación de médicos de Atención Primaria volvió a incidir y que, en OCU, nos llevó a aclarar ciertos aspectos debido al revuelo que levantaron estas afirmaciones.

El problema de esta cuestión radica, principalmente, en que muchas de estas conclusiones sobre la relación entre la ingesta de carne y la incidencia de cáncer se basan en estudios observacionales con criterios muy variados: los grupos de ensayo se forman de un modo u otro en función de quien haga el estudio, lo que en un país se considera carne procesada en otro no lo es, etc. Todo esto hace que los resultados sean muy diferentes, además de difíciles de agrupar e interpretar y que, por tanto, no haya que creérselos siempre a pies juntillas.

Actualmente, no existe una evidencia científica en firme que establezca una relación directa entre el consumo de carne y el desarrollo de cáncer. En todo caso, existe una evidencia científica débil de que podría elevar ligeramente el riesgo. Lo que sí se ha visto es que esto último depende, además, de muchos otros factores como, por ejemplo, la dieta en general, el estilo de vida o la predisposición genética de cada persona.

Entonces, ¿puedo comer carne sin preocuparme?

A pesar de que en los últimos años ha disminuido su ingesta, en España se consume mucha carne, por encima de las recomendaciones dietéticas. Esta ha pasado de ser un complemento en nuestra comida, acompañando legumbres, verduras, arroz, pasta, etc., a convertirse en la protagonista absoluta de nuestros platos.

Según los datos del panel de consumo del Ministerio de Agricultura y Alimentación, hemos pasado de consumir 50,6 kg de carne (fresca y procesada) al año en 2006 a 46,19 kg al año en 2018. Aun así, el consumo medio sigue siendo muy elevado, ya que estamos hablando de 127 g diarios.

Aun así, según el estudio científico ANIBES de la Fundación Española de la Nutrición (FEN), las carnes y derivados suponen el 33,14 % de la ingesta total de proteínas de una persona de entre 9 y 75 años, lo que equivaldría a 74,5 gramos al día, siendo esta cantidad mayor en varones.

Es por esto por lo que, desde OCU, nuestra recomendación es doble: disminuir la ingesta total de proteínassustituir la carne por otras fuentes de proteínas como, por ejemplo, son pescado azul y blanco, legumbres, huevos o lácteos, entre otras. Esto no quiere decir que haya que abandonar por completo la carne, sino que conviene tomar menos y con menor frecuencia, así como decantarse por productos frescos y poco grasos siempre que sea posible.  

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En definitiva, la clave está en llevar una dieta equilibrada y variada, basada en productos frescos como frutas, verduras, cereales integrales y legumbres, y con presencia de carne, pescado, huevos y lácteos en cantidades adecuadas. Y dejar los preparados cárnicos (y otros productos procesados) en un segundo nivel. 

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