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Etiquetas medioambientales

Las etiquetas ecológicas y alegaciones medioambientales son útiles para los usuarios. Pero hay demasiadas y no es fácil conocer lo que hay detrás de ellas, por lo que muchos consumidores no acaban de creérselas del todo.

07 marzo 2024
Etiquetas medioambientales. Apertura

Los españoles ante las etiquetas y alegaciones medioambientales

La encuesta de OCU sobre las alegaciones medioambientales y la confianza que suscitan deja claro que los consumidores consideran útil que los productos lleven información ambiental, pero no se fían del todo de estas alegaciones, sobre todo porque les falta información, lo que es suficiente para desconfiar de algunos productos, supuestamente verdes, cuyos fabricantes pueden haberse enganchado al carro del greenwashing.

Sube el interés de los españoles por el medio ambiente: 9 de cada 10 están preocupados por el estado general del planeta.

Valoramos la información

Los resultados de la encuesta reflejan que el 88 % de los consumidores considera útil que los productos ofrezcan información medioambiental; y un 60 % contestaron que prefieren comprar un producto con etiqueta medioambiental. Es más, el 43 % está dispuesto a pagar más por un producto o servicio con una alegación o etiqueta medioambiental verificada. Pero solo el 5 % dice estar bien informado de los requisitos existentes para que un producto pueda destacarse como verde o lucir ecoetiquetas.

El 78 % de los españoles son tecnooptimistas, es decir, confían en que la ciencia y la tecnología aportarán soluciones para combatir el cambio climático. A pesar de ello, la comunidad científica advierte que a medida que cruzamos ciertos umbrales, como el calentamiento de los océanos o el derretimiento de los polos, nos dirigimos hacia escenarios cada vez más complejos para los que de momento no hay soluciones tecnológicas efectivas ni garantías de que vayan a existir en el futuro.

Las respuestas de los españoles confirman que el 88 % recicla, el 87 % toma medidas para reducir energía.

¿Te suena el término greenwashing?

Greenwashing es casi literalmente un lavado verde. Es decir, añadir a los productos una apariencia de sostenibilidad que puede no corresponderse con la realidad. La finalidad es sobre todo comercial, como lo verde está de moda y se vende muy bien, se le pone una alegación medioambiental a cualquier producto para que el consumidor lo prefiera.

Sin embargo, la mayor parte de los consumidores, el 92 %, opinan que quienes usen alegaciones verdes falsas deben ser sancionados. También creen que todos los productos deberían indicar su impacto medioambiental (87 %).

Demasiadas etiquetas... y demasiada confusión

Hay más de 450 ecoetiquetas con todo tipo de alegaciones: reciclabilidad, eficiencia energética, ahorro de agua, cultivos ecológicos, respeto animal… la mayoría poco rigurosas. Solo en Europa hay más de 200, por lo que la Comisión Europea ha decidido ponerles coto y está trabajando en una Directiva de Alegaciones Verdes que se espera se publique en 2024.

A más de la mitad de los consumidores esta abultada cifra les produce confusión: de hecho, 8 de cada 10 usuarios opinan que las alegaciones deberían ser más sencillas y estar más estandarizadas. Ya existen precedentes que han demostrado su eficacia, como es el caso de la etiqueta energética europea, y sin embargo, vemos casos como el triángulo de flechas de Möbius que es una de las etiquetas más conocidas por los encuestados, pero tiene escaso valor para certificar la sostenibilidad de un envase, ya que solo indica que está hecho con materiales que pueden ser reciclados, pero no garantiza que el producto esté hecho de materiales reciclados o que el envase vaya a ser reciclado.

Triangulo Mobius verde

Y algo parecido sucede con otras alegaciones, como Protege los océanos o Biodegradable, que no cuentan con una regulación o definición que establezca las condiciones para cumplir estas cualidades y no se pueden verificar en el producto que las lleva.

Ocho etiquetas medioambientales fiables y no tan conocidas

Entre las muchas certificaciones existentes, hay algunas que aportan un valor añadido, al ayudarnos a elegir la mejor opción con criterios medioambientales. Seleccionamos ocho que, por su rigor y solidez, merecen ser tenidas en cuenta a la hora de comprar: de izquierda a derecha y de arriba abajo:

  • Etiqueta energética. La llevan los electrodomésticos y muestra su consumo energético con respecto a otros productos de la misma categoría.
  • EU Ecolabel. Etiqueta ecológica oficial de la Unión Europea. Distingue a productos que han podido demostrar un impacto medioambiental menor que otros de su misma categoría y en todo su ciclo de vida, desde la fábrica hasta su eliminación.
  • Bio-Agricultura ecológica (Eurohoja). Es un sello europeo para productos envasados que certifica su elaboración de acuerdo con los requisitos europeos de producción ecológica. Es una etiqueta oficial de la Comisión Europea.
  • Rainforest Alliance (la ranita). Sello presente en alimentos como café, té, cacao y especias. Certifica un cultivo sostenible para las personas y la naturaleza. Es una etiqueta privada y fiable controlada por organismos independientes.
  • MSC Pesca sostenible certificada. Certifica que los pescados y mariscos que la llevan proceden de pesquerías sostenibles. Además, asegura una trazabilidad desde el origen hasta la venta.
  • Comercio Justo. Garantiza un precio justo a los pequeños productores y el cumplimiento de estándares ambientales, sociales y económicos ambiciosos.
  • Papel y madera sostenibles. Asegura que proviene de bosques que han sido auditados externamente para garantizar estándares ambientales y sociales. Existen tres tipos: FSC 100%, FSC reciclado y FSC Mixto. 
  • Cosméticos y detergentes naturales. Certifica que se han usado ingredientes naturales (y en ciertos casos, ecológicos) y que en su producción se ha gestionado de manera responsable el agua, los químicos y los residuos.

No son las únicas, pero están entre las más útiles. Hemos preguntado a los encuestados si las conocían, si sabían lo que significan y si les merecen confianza, y esto nos responden:

Fiabilidad de las etiquetas medioambientales

Etiquetas prohibidas sobre compensación de carbono

Las etiquetas y alegaciones que hacen referencia a las emisiones de COson poco conocidas por los encuestados y despiertan la desconfianza entre los pocos que las conocen. Aun así, el 74 % de los españoles las considera información útil y sin embargo, cuando se les pregunta sobre su significado, la mayoría responde de forma incorrecta.

Los programas de compensación de emisiones están siendo cuestionados por su falta de estandarización y eficacia, por lo que la Unión Europea ha tomado medidas en cuanto a su comunicación a los consumidores. La nueva Directiva de empoderamiento de los consumidores para la transición ecológica da a los países de la UE dos años para adoptar algunos cambios. La normativa incluye la prohibición de alegaciones que se basan en la compensación de emisiones de gases de efecto invernadero. Además, prohibe a las empresas mostrar afirmaciones medioambientales genéricas como amigable con el medio ambiente o bueno para el planeta, que son demasiado vagas. 

Los consumidores queremos etiquetas claras y ciertas

En OCU llevamos tiempo denunciando el greenwashing y sus efectos.Por eso exigimos que las alegaciones y etiquetas ambientales sean siempre:

  • Verdaderas. Y basarse en datos verificables, que puedan probarse y se refieran a cualidades presentes en el producto y no a compromisos futuros.
  • Claras, fáciles de entender por el consumidor, sin vaguedades ni tecnicismos y en las que se indique el ámbito medioambiental específico al que se hace referencia (por ejemplo, emisiones de CO2).
  • Relevantes. Han de tener relación con algún aspecto importante del ciclo de vida, bien sea la composición y los materiales empleados, el envasado, la energía gastada en la producción, la huella ambiental de su distribución, consumo de agua durante su uso, etcétera.
  • Justas. Es decir, no deben inducir a malinterpretaciones, ni aludir a características que cumplen todos los productos similares por ley, ni incluir caracteres o imágenes que sugieran un beneficio ambiental mayor del que tienen.
  • Para productos que funcionen bien. Reducir el impacto ambiental no debe rebajar la calidad y eficacia del producto. Y si así ocurre, la alegación debe indicarlo.

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