Informe

¿Nos comemos los tóxicos de los envases?

02 junio 2022
Seguridad alimentaria

Hay estudios que confirman que ciertas sustancias potencialmente peligrosas pueden pasar del envase al alimento. Sin embargo, falta información acerca de los efectos y riesgos que tiene esa migración. Te contamos los posibles peligros para la salud, las situaciones en las que hay mayor riesgo de transferencia y los materiales más seguros. 

La migración es el paso de compuestos químicos procedentes del envase a los alimentos que contiene. El abanico de materiales cuyos componentes pueden pasar del envase a la comida es muy amplio: plástico, pegamento, papel y cartón, barniz, aluminio, tintes de colorear, etc.

En la Unión Europea hay más de 1.500 sustancias que han sido evaluadas y autorizadas para su uso en materiales en contacto con alimentos. Sin embargo, existen otros muchos compuestos que pueden migrar al alimento en cantidades potencialmente peligrosas de los que se tiene poca información y no están controlados. Además, salvo los plásticos de uso alimentario y otros pocos materiales más, no existe normativa europea que regule de forma específica materiales tan habituales como el papel-cartón o los elaborados a partir de fibras vegetales como caña de azúcar o la hoja de palma.

La Comisión Europea, consciente de la necesidad de mejorar la  situación legislativa de los materiales en contacto con alimentos, lanzó en febrero de 2019, una consulta pública para recoger opiniones sobre la normativa actual sobre materiales en contacto con alimentos, y recabar datos. Esta información será utilizada para crear un marco legal armonizado en la Unión Europea para todos los materiales en contacto con los alimentos cuya fecha de publicación se espera en los próximos meses.

¿Son peligrosos los envases para alimentos? 

Según los datos disponibles hasta la fecha, no hay peligro de intoxicación aguda, pero sí efectos a largo plazo. Aunque no causen síntomas perceptibles, pero ir aumentando el riesgo de padecer cáncer o pérdida de fertilidad. A menudo se desconoce el origen de nuestros problemas de salud y algunos podrían estar causados por una intoxicación crónica.

Situaciones de mayor riesgo

La transferencia de sustancias entre el envase y el alimento cuando están en contacto directo es más probable en las siguientes situaciones: 
  • En el proceso de calentamiento de la comida dentro de su envase.
  • En productos ricos en grasas.
  • En la conservación prolongada del producto (contacto de larga duración).
  • En general, la tasa de migración es baja en alimentos crudos o congelados, pero el riesgo aumenta en alimentos transformados, como las salsas grasas y en productos pasteurizados o esterilizados dentro del propio envase.
Los alimentos recubiertos de aceite o grasa tienen más riesgo de migración, sobre todo, de componentes plásticos. Los alimentos ácidos también pueden atacar algunos metales como el aluminio.
Al contrario de lo que se piensa, los microondas no aumentan el proceso en mayor medida que otro tipo de calentamiento, porque la clave es la temperatura.

Materiales más y menos seguros para alimentos

Mientras no se evalúen todas las sustancias que los componen, no podremos determinar la seguridad de los materiales en contacto con alimentos. A día de hoy, la información disponible nos dice que el vidrio es una buena opción, seguido del acero inoxidable de buena calidad que no presentaría problemas de liberación de níquel.

Para evaluar el riesgo, es necesario tener en cuenta también cuánta superficie está en contacto con el alimento, pues la probabilidad de trasferencia será mayor cuanto mayor sea el área de contacto entre el material y el alimento y el tipo de contacto (directo o indirecto).

Film plástico y aluminio

Lo que sabemos hasta ahora es que:

  • El papel de aluminio no desprende una cantidad peligrosa de metal, ni siquiera en contacto con alimentos ácidos.
  • En cuanto al plástico, hay que distinguir el polietileno del PVC plastificado. El segundo se “pega” mejor y es más fácil de utilizar, pero puede liberar componentes plastificantes a los alimentos grasos como el queso o la carne. La mayoría de los film plásticos que se venden son de polietileno. Es importante fijarse en la composición que figura en la caja.

Plásticos sin Bisfenol A 

En 2011, por precaución, Europa prohibió el uso del bisfenol A, que actúa como disruptor endocrino, en los biberones. Posteriormente, la sustancia también fue prohibida en los envases de alimentos para niños de hasta 3 años. 

Finalmente, en 2022 la nueva ley de residuos ha extendido la prohibición del uso de esta sustancia tóxica, y la de ftalatos, que también son disruptores, en la fabricación de todos envases de plástico. 

Plástico y bambú, una mezcla peligrosa

Usar utensilios de plástico con bambú en contacto con alimentos conlleva riesgos para la salud, pues sustancias tóxicas empleadas en su fabricación (como la melamina y el formaldehído) pueden migrar alimentos. La venta de este tipo de utensilios para uso alimentario es ilegal. Por el contrario, los útiles constituidos íntegramente por bambú son legales y su empleo no conlleva riesgos.  

Utensilios de papel-cartón: ojo con las tintas

En 2019 OCU participó en un estudio internacional en el que buscamos 2 grupos de compuestos tóxicos (Aminas Aromáticas Primarias o PAA y fotoiniciadores) presentes en las tintas de impresión del papel y cartón. Analizamos 76 envases y utensilios (vasos, platos, servilletas)  y, encontramos sustancias nocivas  en niveles superiores a los valores de referencia en 13 de ellos, resultados que cuestionan la seguridad de su uso.  

Utensilios desechables de fibras vegetales

Se presentan como alternativas al plástico más respetuosas con el medio ambiente, aunque no todos los utensilios fabricados con fibras vegetales (como la de caña de azúcar, de trigo o la hoja de palma), ya que pueden contener compuestos nocivos que son susceptibles de migrar al alimentos. Esta es la conclusión a la que llegamos tras realizar analizar 57 utensilios de un solo uso elaborados con fibra vegetales, ya que encontramos sustancias perfluoroalquiladas (PFAS), cloropropanoles, aluminio y aminas aromáticas primarias en niveles superiores a las referencias el 100% de los materiales elaborados con bagazo de caña de azúcar y en el  45% de las pajitas de papel analizadas.

Migración de sustancias: cómo prevenir problemas

De acuerdo a la normativa europea, los materiales no deben transferir sustancias al alimento en cantidades que puedan resultar peligrosas para la salud humana, y obliga a los productores a seguir buenas prácticas de fabricación.

Sin embargo, como ya hemos comentado, no hay una normativa armonizada a nivel europeo para la gran diversidad de materiales que pueden entrar en contacto con los alimentos (salvo los plásticos y otros pocos materiales). En OCU pensamos que es fundamental disponer de una legislación clara y común que proteja a los consumidores, y pedimos a las autoridades europeas que desarrollen con urgencia una normativa para todo tipo de materiales que vayan a estar en contacto con alimentos. 

Entre tanto, te recordamos algunos consejos para evitar este tipo de problemas.

1. A más uso, menos transfererencia

Los utensilios usados o decolorados pueden ser incluso más seguros que los nuevos. Por ejemplo, el riesgo de migración total es mayor en una sartén nueva, cuando tiene la capa antiadherente aún intacta, cuyas componentes pueden pasar al alimento durante la cocción. Con el uso, el revestimiento antiadherente se desgasta, por lo que quedan menos sustancias susceptibles de ser transferidas al alimento.  Lo mismo ocurre con los tapers de plástico: cuanto más se usan, menos riesgo de migración el uso continuado de los envases reduce el riesgo de migración debido a que los materiales pierden poco a poco sus partículas migrantes y, con el tiempo, acaban siendo “más limpios”.

2. Elimina residuos

Un consejo antes de estrenar un recipiente o utensilio de silicona (para horno o microondas), prepara una pasta con agua, harina y aceite, hornéala y tírala. Lava los moldes en el lavavajillas con agua bien caliente. Este sencillo método nos permite eliminar gran parte de las posibles sustancias residuales que pueden haber quedado tras la fabricación del utensilio, evitando que contaminen el alimento que vamos a preparar. 

3. Utiliza recipientes adecuados a cada uso

No utilices envases que no sean aptos para uso alimentario, ni los sometas a temperaturas para los que no están diseñados. Es decir, no los calientes en el microondas si las especificaciones no indican que resisten altas temperaturas (una tarrina de helado probablemente no lo resistirá, por ejemplo).

Lo mismo ocurre si vas a conservarlos en el congelador; fíjate si el envase contiene el icono que confirma que aguanta temperaturas bajas.