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¿Sabemos qué es el origen en los alimentos?

24 enero 2013

Una de las mayores preocupaciones de los consumidores es saber lo máximo posible sobre los alimentos. Por ello, hemos sondeado su opinión en varios países, y una de las cuestiones que más preocupa es conocer el origen de los productos. Gustan más los de casa.

Un etiquetado más transparente

Consulta nuestro contenido actualizado: "Eat Original, por un etiquetado de alimentos más transparente" 

Una de las mayores preocupaciones de los consumidores es conocer lo máximo posible sobre los alimentos que adquieren y aspectos relacionados con su etiquetado: origen, precio, fechas de caducidad, consumo o la marca que los elabora.

Por ello, hemos sondeado la opinión de los consumidores, para saber hasta qué punto conocen estas cuestiones. Lo hemos hecho de manera online, y planteamos a los participantes cuestiones sobre la información del origen de los alimentos en las etiquetas o en los carteles.

En el sondeo participaron un total de 1.001 consumidores españoles, de entre 18 y 74 años, aunque la encuesta se realizó en paralelo también en Bélgica, Italia y Portugal, inicialmente, y después se añadieron los datos de cuatro países más Austria, Francia, Polonia y Suecia. En cualquier caso, los resultados se ponderaron para que fueran representativos de la población española en sexo, edad, distribución geográfica y nivel educativo.

Observamos que, en general, los participantes le dieron bastante importancia a los datos que se refieren a los alimentos. Por ejemplo, para el 56,9% de los participantes el origen de los alimentos es una cuestión de gran importancia, como vemos en el gráfico.

Hasta tal punto llega la preocupación de algunos consumidores sobre el origen de los alimentos, que el 40% de ellos estaría dispuesto a pagar hasta un 5% más para que aparezca alguna mención sobre su procedencia.

Una de las cuestiones planteadas hacía referencia a qué significa 'origen' en una etiqueta o en un cartel y qué indicanciones les gustaría a los consumidores que aparecieran. La mayoría coincidió en que la mención UE (Unión Europea) resulta cuanto menos insuficiente. Para el 74, 1% de los participantes, en los alimentos debe indicarse al menos el país concreto de origen.

Los encuestados justificaron también por qué les parece importante matizar el origen de los alimentos y seleccionaron las razones por las cuales está mención debería aparecer en etiquetas y carteles. El argumento más representativo se refiere a la necesidad de conocer si los alimentos son de procedencia española (65,5%).

Cómo se interpreta la indicación del país de origen fue una de las cuestiones de mayor debate. Por ejemplo, en el caso de comprar carne fresca, la mayoría de los participantes (40,3%) interpretaron que se refería al país donde los animales habían sido criados.

En el caso de las frutas y verduras frescas, la mayor parte de los cuestionados (75,2%) interpretó que el país de origen es únicamente el lugar donde los vegetales habían sido cultivados.
Por último, en lo referente a productos transformados, como salchichas, nuggets de pollo, mermelada o yogures, la mayoría de las respuestas se repartieron entre los que interpretaban que el país de origen es el lugar donde el alimento fue transformado en producto final (36,8%) y quienes pensaron que se trataba del origen del ingrediente principal (36,4%).

Una muestra más amplia

Al ampliar la encuesta a ocho países (España, Italia, Portugal, Bélgica, Polonia, Austria, Suecia y Francia), los resultados fueron similares.

A la pregunta sobre qué tipo de informaciones del etiquetado le parecían relevantes a los entrevistados, en España el origen fue considerado importante por más del 56%, mientras que en otros países como Austria se superó la cifra ampliamente (77%) y en Bélgica, por ejemplo, apenas lo valoró un 35% de los cuestionados.

Nos llama la atención que el origen resulta más relevante incluso que la marca del producto o la información nutricional.

En lo que coincidieron la mayor parte de los consumidores de todos los países sondeados fue en que los alimentos deberían incluir el mayor número de datos posible sobre la procedencia (74%). El 50% entendió como origen el país, aunque otros lo interpretaron como la región y sólo un 10% apreció que el origen se refiere a si el producto procede o no de la Unión Europea.

El motivo más relevante para conocer el origen era para la mayoría de los participantes en la encuesta poder comparar alimentos de origen, una opción defendida en España por el 65% del total. Algunos comentarios se referían a que su intención de conocer exactamente el origen era poder evitar productos de determinadas regiones, destacando los que no querían comprar productos de Cataluña o Alemania.

Origen alimentos etiquetado

Preguntamos también por productos concretos y los resultados fueron los siguientes:

  • Carne: A nivel global, coincide con nuestro otro sondeo en que parece evidente que el origen se entiende más como el lugar donde el animal ha sido criado que donde ha nacido, se ha sacrificado o se ha procesado.
  • Verduras: Lo más representativo fue dónde se cultivaron y cosecharon los vegetales.
  • Alimentos procesados: En este apartado se reparte la importancia, y en España, por ejemplo, se le dio la misma relevancia a dónde se procesa el producto y a la procedencia del ingredientes principal. En otros países se decantaron algo más hacia el lugar donde había sido procesado.

Debemos recordar que en algunos productos es obligatorio indicar el origen:

  • La carne de vacuno debe indicar lugar de nacimiento, crianza y sacrificio.
  • El pescado fresco debe incluir el origen mediante la zona FAO de pesca o el país, si es de acuicultura o de agua dulce.
  • Las frutas y verduras frescas siempre deben indicar el origen.
  • Los huevos deben llevar al menos el código numérico que indica con letras el país, ES en el caso de España.
  • Pollo fresco si procede de fuera de la Unión Europea.
  • Aceite de oliva.
  • Miel.
  • Vino.

El reglamento de información a los consumidores amplia esta obligación a todas las carnes frescas (cerdo, cordero, pato y pollo, ya sean congeladas o refrigeradas), pero sujeto a una serie de detalles, como qué tipo de origen se va a indicar en función de dónde se da el nacimiento, la crianza y el sacrificio.

Desde la OCU pedimos la eliminación de las etiquetas engañosas o ambiguas que puedan llevar a error a los consumidores, y la mayor transparencia a la hora de determinar el origen y las características de los productos. Un consumidor bien informado dispone de más elementos de juicio para decidirse por un determinado producto u otro.

Consulta también nuestra nota de prensa sobre este estudio.

 


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