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Hidratación: Be water my friend

09 junio 2017
hidratacion

Debido a su composición y a sus propiedades fisicoquímicas, el agua es muy favorable para la vida celular. Es más, la evolución de los seres vivos está marcada por el desarrollo de mecanismos de obtención y ahorro de agua como, por ejemplo, son el aparato digestivo y los riñones. Mantener un estado de hidratación adecuado resulta esencial para nuestra salud.

El agua es el componente mayoritario del cuerpo humano. Ahora bien, su porcentaje varía dependiendo del sexo y de la edad: alcanza el 70 % del peso del lactante, el 60 % de la persona adulta (menos si se trata de una mujer, cuyo porcentaje de tejido magro es menor) y alrededor del 40 % en el anciano.

Mientras que las dos terceras partes del agua corporal se encuentran en el interior de las células constituyendo el espacio intracelular, el tercio restante forma parte del espacio extracelular.

Balance hídrico

El agua no es nutritiva, pero sí imprescindible. Diariamente, perdemos agua a través de la transpiración, la orina y las heces. Por este motivo, debemos reponerla ingiriendo bebidas y alimentos y bebidas, con el objetivo de mantener una correcta hidratación.

Normalmente, el cuerpo mantiene espontáneamente un equilibrio entre el líquido que ingiere y el que pierde. La vía fundamental de entrada de agua en el organismo es la vía oral: bebemos más o menos según nos dicte la sensación de sed. Esta sensación está mediada por la hormona antidiurética ADH, la cual también frena la eliminación de agua. Por otro lado, el cuerpo es capaz de fabricar unos 300 mililitros diarios de agua.

La vía fundamental de salida es el riñón, que filtra continuamente el agua presente en la sangre hasta sumar unos 170 litros diarios. Esta agua es reabsorbida por el organismo, excepto una pequeña parte (la orina) y que se lleva consigo numerosas sustancias de desecho derivadas de la metabolización de los alimentos, entre otras cosas.

El balance hídrico puede romperse si hay una pérdida excesiva de agua debido a:

  • Una sudoración importante
  • Una respiración jadeante o acelerada
  • Una diarrea
  • Un mal funcionamiento de la hormona antidiurética.

Sea cual sea el motivo, la falta de agua conlleva una deshidratación celular y ésta provocará sed, pérdida de peso, aumento de la temperatura corporal, convulsiones e, incluso, puede llevar al estado de coma.