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Estreptococo A: no alarmen con una nueva epidemia

Numerosos medios de comunicación están alertando sobre una nueva “epidemia fulminante” en Japón de una infección “carnívora” o “comecarne”, se habla de nuevas cepas, de toxinas... Desde OCU hacemos un llamamiento a la calma y, sin restar importancia a los datos, creemos que es necesario moderar el alarmismo a la hora de divulgar noticias que tienen que ver con el mundo de las enfermedades infecciosas, disparado muy especialmente tras la pandemia.

21 marzo 2024
Hospital en Japón, médico auscultando a un paciente

Aumento de casos en Japón

No hablamos de un fenómeno fulminante ni de una infección desconocida: lo que se ha detectado en Japón es un aumento de casos en los registros epidemiológicos del síndrome de shock tóxico estreptocócico (SSTE), una de las complicaciones asociadas a la infección por estreptococo A y de la que se viene reportando un aumento de casos en las últimas décadas en diferentes estudios epidemiológicos y lugares del mundo.

En Japón, en concreto, en 2023 se registraron 941 casos, superando el anterior récord de 2019, cuando se alcanzaron los 894 casos, justo antes de la pandemia de covid-19. Unas cifras que de fondo indican una tendencia creciente, dado que desde los años noventa las cifras de casos se movían entre los 100 y los 200 en todo el país. Y en los dos primeros meses de 2024 se habrían registrado ya 378 casos, lo que apunta a un récord este año.

Una bacteria que inquieta desde la pandemia

Sobre estos datos epidemiológicos, que están siendo evaluados por las autoridades sanitarias de Japón, circulan ya distintas hipótesis y de momento ninguna está confirmada.

  • La primera, la que se refiere a “una posible mutación” del estreptococo A o de “una misteriosa cepa”, no deja de ser puro amarillismo. Es cierto que hay genotipos de esta bacteria, como el emm1, distribuidos globalmente, que muestran una virulencia mayor. Un sublinaje de este genotipo, M1UK, fue identificado como responsable de un mayor número de infecciones en Reino Unido hace ya 10 años y desde entonces se ha expandido tanto en ese país como en otros. En cualquier caso, esta es una evolución conocida y monitorizada por especialistas y  autoridades sanitarias mundiales.  
  • Otra hipótesis relaciona el aumento de casos con un “efecto rebote” tras la caída registrada durante la pandemia, muy posiblemente asociada a las medidas epidemiológicas de distancia social e higiene. Esta hipótesis está en línea con lo que se viene observando tras la pandemia en otros lugares del mundo, donde se ha comunicado un aumento de casos de faringitis y amigdalitis en niños. Por ejemplo, en diciembre de 2022 se desató una alarma en toda Europa por un brote de infecciones que estaban sufriendo los niños en el Reino Unido sin consecuencias en otros países.

Estreptococo A: culpable de muchas infecciones

El estreptococo A es una bacteria muy conocida y muy común. Es responsable de diversas infecciones que se transmiten por vía aérea a través de las gotitas que se lanzan al ambiente cuando hay un ataque de tos o al hablar, y también a través del contacto directo de la piel y mucosas.

En cualquier caso, no todas las infecciones son igual de contagiosas: mientras que la amigdalitis estreptocócica o la escarlatina sí son contagiosas durante los primeros días, los cuadros cutáneos o el shock tóxico rara vez lo son.

Las infecciones causadas por estreptococo A más conocidas son:

Amigdalitis

La amigdalitis estreptocócica se caracteriza por fiebre, dolor de garganta y al tragar y desarrollo de placas en las amígdalas. Puede acompañarse de ganglios inflamados y malestar general. Es más frecuente en niños, pero puede aparecer a cualquier edad.

Escarlatina

También es más frecuente en los niños. A los síntomas de la amigdalitis se suma una erupción cutánea por todo el cuerpo en forma de un punteado rojizo con ligero relieve. La cara suele enrojecerse, salvo la piel que rodea los labios que no cambia de color. La lengua se cubre por una secreción blanquecina, posteriormente las papilas linguales se hinchan y enrojecen confiriéndole un aspecto de “lengua de fresa”. Conforme la erupción desaparece, se produce una descamación cutánea en manos, pie e ingles.

Fiebre reumática

Afortunadamente cada vez menos frecuente, puede manifestarse hasta varias semanas después de haber sufrido una amigdalitis estreptocócica o una escarlatina que no hayan recibido un tratamiento adecuado. Se caracteriza por fiebre y manifestaciones articulares y cardiacas. Afecta a niños y adolescentes y puede cursar en forma de brotes.

Afectación renal

Se desencadena unos 10 días después de la infección por el estreptococo A. El cuadro se denomina “glomerulonefritis postestreptocócica” y se caracteriza por la disminución de la cantidad de orina, que puede contener sangre (hematuria), y síntomas generales como malestar general, náuseas y edemas.

Infecciones de la piel

El estreptococo A puede ser también responsable de infecciones de la piel y tejido celular subcutáneo: desde el impétigo (llagas rojizas que acaban cubriéndose de una costra amarillenta, frecuentes alrededor de la nariz o de la boca) hasta la celulitis o la fascitis necrotizante. Esta última (de donde deriva el apodo de “bacteria comecarne”) es la complicación cutánea más temida: en caso de dolor, inflamación, calor y enrojecimiento de la piel, sobre todo si se acompaña de cambios de color o ulceración y progresa rápidamente, no dude en acudir a urgencias.

No obstante, estas infecciones cutáneas también pueden ser debidas a otras bacterias, como el estafilococo.

El shock tóxico estreptocócico

Es un cuadro grave que comienza con fiebre, malestar general, dolores musculares, náuseas y vómitos. Al cabo de uno o dos días, se produce un shock, con bajada de la presión arterial, taquicardia y, si no se le pone remedio, fallo multiorgánico que puede tener consecuencias fatales.

No siempre se identifica el punto de entrada de la bacteria: puede ser una infección faríngea o una herida en la piel, por ejemplo. A diferencia de la amigdalitis y de la escarlatina, esta es una enfermedad poco o nada contagiosa, más común en personas mayores y en personas con enfermedades crónicas, como la diabetes.

Lavarse las manos para evitar infecciones

Higiene en manos y al toser, la mejor prevención

Para prevenir la infección por esta bacteria, las medidas recomendadas son las habituales de las infecciones respiratorias: las personas afectadas deben evitar el contacto innecesario con otras personas, usar mascarilla y mantener una exquisita higiene al toser o estornudar.

El lavado de manos frecuente es otra medida importante, muy especialmente si se tiene en cuenta que la infección a través de heridas es una posibilidad real.

Por lo que se refiere al tratamiento, las infecciones por estreptococo A precisan tratamiento antibiótico. El antibiótico de elección es la vieja y conocida penicilina, aunque existen otras alternativas para las personas alérgicas.