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Ropa usada: del armario al vertedero

Hemos preguntado a más de 900 personas sobre cómo debería ser el próximo sistema de gestión de ropa y calzado usados. Y estas son algunas de las conclusiones más relevantes que hemos extraído a partir de sus respuestas. 

01 agosto 2019
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Los reducidos precios de las marcas fast fashion, junto al marketing agresivo que utilizan, nos incita a comprar cada vez más ropa. Prendas de calidad tan baja que enseguida se convierten en residuos inservibles que acaban inundando nuestros vertederos y generando un problema medioambiental.

La Unión Europea, con vistas a solucionar este problema, ha fijado el año 2025 como fecha límite para que todos los estados miembros implanten un sistema de gestión de ropa y calzado usados, independiente a la del resto de residuos.

Y sobre esto hemos preguntado a más de 900 personas. A través de una encuesta online, en OCU hemos querido conocer la opinión de los españoles y sus expectativas sobre quién y cómo debería llevarse a cabo la gestión de residuos textiles.

Ropa, un residuo social

Hoy en día, reutilizar la ropa es una de las decisiones más sostenibles que podemos tomar a la hora de “dar pasaporte” a aquellas prendas que ya no usamos. De esta forma, les damos una segunda oportunidad, al mismo tiempo que ponemos freno al problema medioambiental derivado de la sobreproducción textil de la fast fashion.

Para ello, podemos optar por regalársela a un amigo o familiar, o bien venderla a través de plataformas digitales de consumo colaborativo y, de paso que hacemos hueco en el armario, recuperamos una parte de su coste.

Pero… ¿y si además de una decisión sostenible, le damos un toque extra solidario? Estamos hablando de llevar nuestra ropa a una parroquia, que se encargará de donarla a través de sus roperos. O bien, otra opción es entregarla a una entidad social, la cual, mediante la venta o donación, convertirá este residuo en una herramienta para generar empleo e insertar en el mundo laboral a personas en riesgo de exclusión social.

Gracias a la encuesta que hicimos desde OCU, vimos que darle una segunda vida a nuestra ropa con un fin solidario y generar empleo de inserción son dos de los principales pilares en el que a los españoles les gustaría que se apoyase el nuevo sistema de gestión de ropa usada. Eso y cumplir con las exigencias medioambientales impuestas por la Comisión Europea.

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Reciclar la ropa en mal estado, misión casi imposible

Según la Fundación Ellen MacArthur, solo un 1 % del material usado para producir una prenda se reutiliza en la fabricación de otra nueva. En muchas ocasiones, solo sirve de materia prima para hacer tejidos industriales y, a veces, ni para eso. Las mezclas de tejidos naturales y sintéticos de la mayoría de las prendas son un verdadero problema, ya que dificultan su reciclado.  

Es por esto por lo que pensamos que hace falta una legislación que sea más exigente que impida las mezclas con impacto negativo para el medioambiente y un sistema de responsabilidad ampliada de los productores y fabricantes de ropa, de tal manera que se prevenga la obsolescencia de la ropa y se les haga responsables de los residuos que generan.

Eso por una parte…. Y en cuanto a los consumidores, ¿qué podemos hacer? Lo primero es intentar comprar menos ropa y de mejor calidad, que dure, sea reparable y fácilmente reciclable.

Otra es, por ejemplo, cuando no podemos regalar ni vender nuestras prendas usadas porque están muy deterioradas, tirarla a la basura. Pero ¡ojo! Es importante que la llevemos al punto limpio o a los contenedores de ropa para ello. Que, aunque parezca la opción más lógica, en nuestra encuesta de gestión de residuos de mayo vimos que solo el 65 % de los españoles separa el residuo textil del resto de la basura.

Asimismo, preguntamos a los consumidores si prefieren tener un único contenedor en el que echar la ropa o dos contenedores diferentes (uno para la ropa que está en buenas condiciones para donar y otro para la que está estropeada e intentar su reciclaje). Y vimos que la respuesta está bastante equilibrada. 

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¿Gestores sociales o mercantiles?

Los ayuntamientos son los responsables de gestionar los residuos y, generalmente, subcontratan a empresas especializadas para que se encargan de recoger, clasificar y gestionar la ropa usada.

En muchas ciudades, estos gestores son entidades sociales adheridas a la Iglesia, o bien a la red AERESS (Asociación Española de Recuperadores de Economía Social y Solidaria). Algunos ejemplos son Cáritas, Koopera, Madre Coraje, Roba Amiga o Traperos de Emaús. Y, al parecer, a los españoles este fin social les gusta, ya que la mayoría de las personas que participaron en nuestra encuesta respondieron que preferían que fuera una ONG o una entidad de inserción social quien se encargara de gestionar la ropa usada en su ciudad.

Está claro que, con el volumen de ropa que hay para gestionar, todos los tipos de gestores serán bienvenidos, ya sean ONG, entidades sociales o empresas mercantiles. Pero, en la medida de lo posible, nos parece importante que se integren las expectativas de la ciudadanía en el sistema de gestión del residuo textil. 

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Por una solución medioambiental y social

Si tenemos en cuenta los resultados de la encuesta hecha por OCU, vemos que a la gente no solo le preocupa la cuestión de que el nuevo sistema de gestión de ropa y calzado usados sirva para solucionar el problema medioambiental derivado de los residuos textiles que tanto tiempo lleva coleando y que sigue sin resolverse, sino que también quieren que mantenga su tradicional impacto social positivo: que el proceso de gestión de este residuo sea una herramienta para generar empleo de inserción y que la ropa que donemos en buen estado se reutilice ayudando a personas que la necesiten.