Cuando llega el invierno, hay zonas en las que las condiciones climatológicas son malas. Puede ocurrir que nieve y que posteriormente dicha nieve se transforme en hielo, complicando las comunicaciones y haciendo mucho más peligroso circular por las carreteras. Ante una situación de nieve o hielo, lo más recomendable es evitar desplazamientos y, desde luego, olvidarse del coche, pero no siempre es posible.

Coches a punto también bajo cero

Si debes cogerlo, asegúrate de que está en buen estado y hacerlo bien equipado.

En cuanto te sea posible limpia bien los restos de nieve de tu coche, libera las ruedas, etc. Limpia bien los cristales, si tienen hielo, con un rascador o una solución de alcohol, y mejor evitando el agua caliente, que podría provocar fracturas.

Cuando los coches llevan varios días parados, a temperaturas extremas, lo que más sufre es la batería: conviene cuando se pueda encenderlo y comprobar que todo funciona. Si no arranca el coche, apaga los sistemas eléctricos y vuelve a intentarlo. Si no lo consigues, necesitarás recargar la batería: recuerda que las pólizas con asistencia en viaje contemplan el servicio de recarga de la batería.

Bien equipado: con cadenas, móvil, linterna...

Si debes cogerlo y vas a circular por zonas donde haya nieve o hielo, debes llevar unas cadenas, textiles o metálicas, adecuadas a tu vehículo.

• Si no tienes cadenas, te ayudamos a escoger la que más te conviene. 

Cadenas para el coche: cuál elegir y cómo usarla

• En cualquier caso, asegúrate de que sabes usarlas y no te ves obligado a probarlo en plena emergencia. 

• Plantéate la posibilidad de colocar unos neumáticos de invierno, especialmente diseñados para firmes con hielo, lluvia o nieve.
• No te pongas en ruta sin llevar el equipamiento imprescindible en el coche: una linterna, agua, mantas y el móvil con la batería bien cargada.

Extrema el cuidado

Si tienes que conducir sobre una carretera helada , extrema las precauciones: circula a poca velocidad, con luces, con marchas largas para no perder la tracción y ampliando la distancia de seguridad. Recuerda que el hielo te hace perder el control del vehículo, por lo que realiza todas las operaciones con la máxima suavidad.

Si hay que conducir sobre nieve es importante también conducir con máxima suavidad, separándote lo máximo posible de otros vehículos para evitar choques si nosotros o ellos perdemos el control. Si en la carretera existen ya huellas de otros vehículos que hayan pasado anteriormente, es mejor circular sobre estas, donde la nieve estará más compacta.

Si, a pesar de las precauciones, se pierde el control del coche, lo más importante es mantener la calma y tratar de recuperar dicho control lo antes posible. Como hemos dicho anteriormente, lo más importante es actuar con suavidad para no empeorar aún más la situación. En caso de que pisemos una placa de hielo y perdamos el control hay que sujetar fuerte el volante y dejar de acelerar para recuperar la tracción. Es importante no rectificar la dirección hasta que se salga de la zona de hielo, procurando que las ruedas estén rectas cuando esto ocurra. En ese momento en el que volvamos a tener adherencia podremos corregir la trayectoria.