Consejos

Cómo elegir una buena silla de escritorio

Si estás teletrabajando, tu escritorio es ahora tu puesto de trabajo y tiene que reunir las características apropiadas, como por ejemplo, que puedas utilizar una buena silla. Te decimos cómo reconocerla y cómo escoger una que se adapte a tus características físicas.

23 agosto 2022
Sillas de escritorio apertura

Las claves para elegir y adaptar tu silla

Tu silla de trabajo debe poder adaptarse a ti que la vas a usar muchas horas todos los días. Por eso debe ser móvil y estable, permitir un giro de 360 º y tener una base de 5 patas con ruedas que facilite la movilidad y garantice la estabilidad.

¿Sabes qué tipo de silla te conviene?

La silla para trabajar más adecuada debe tener como mínimo 5 regulaciones:

  1. La altura de la silla. Arriba y abajo. Para que puedas subirla y bajarla mediante un mecanismo neumático.
  2. La altura del respaldo regulable para que coloques la zona lumbar al nivel exacto que necesites.
  3. El respaldo reclinable adelante y atrás que te ayude a encontrar la posición más cómoda después de haber colocado la zona lumbar.
  4. El giro completo de 360 º sobre un eje que soporta 5 patas con ruedas dobles.
  5. Los reposabrazos regulables en altura y en profundidad, lo que te permitirá acercarte a la mesa de trabajo y apoyar los antebrazos para descansar el cuello y los hombros.

Toma las medidas necesarias

Antes de ir a comprar tu silla nueva te conviene llevar preparadas algunas de tus medidas físicas para estar seguro de que se adapta a ti, por ejemplo:

  • Ancho de caderas sentado, para valorar la anchura del asiento.
  • Longitud del muslo, para valorar la profundidad del asiento.
  • Anchura de hombros, para valorar la anchura del respaldo.
  • Altura desde detrás de la rodilla a la planta del pie, para valorar la regulación de altura.

Y también son importantes algunos datos del espacio de trabajo como:

  • Altura y grosor de la mesa de trabajo, para valorar la regulación de los reposabrazos;
  • Un espacio de trabajo amplio donde la silla quepa con holgura y que permita espacio de circulación en el área de trabajo.

Y, por supuesto, no olvides probar la silla antes de comprarla, completa los distintos movimientos y comprueba la calidad de las regulaciones y de los acabados. Si indica que cumple la norma EN 1335-1 es que se ha fabricado de acuerdo con estos requisitos.

Cómo ajustar tu silla en 5 pasos

Ahora que ya la tienes comprada y en su sitio puedes ajustar la silla de escritorio a tu medida.

Sillas de escritorio ajustes

  1. Colócate de pie frente a la silla y regula su altura hasta que quede justo por debajo de la rodilla. Para hacer este ajuste tendrás que sentarte y usar la palanca que está a tu derecha, debajo del asiento.
  2. Siéntate y apoya los pies en el suelo; puedes usar un reposapiés si lo necesitas. En esta posición las rodillas deben estar en ángulo recto y entre el borde del asiento y la corva deben quedar libres 5 cm, más o menos lo que mide un puño.
  3. Ahora ya puedes ajustar la altura del respaldo para que repose con comodidad la zona lumbar. Para hacer este ajuste la silla debe tener un asiento regulable en profundidad. El respaldo debe poder reclinarse hasta 15 º más de la vertical.
  4. Si la silla tiene reposabrazos, deja que los brazos queden colgando libremente y que los hombros estén relajados. Los reposabrazos se sitúan justo a la altura donde rozan con el codo.
  5. Inclina la silla a tu gusto. Apoya toda la espalda e inclina el respaldo con la palanca que está a tu izquierda, debajo del asiento. Y recuerda que el asiento debe levantar 5º para evitar que te deslices hacia delante. 

Mantenimiento de tu silla

Los tapizados de la silla pueden deteriorarse, por eso te recomendamos limpiarlos con una aspiradora o un cepillo suave y si están sucios, puedes usar un limpiador para tapicería. Si cae una mancha o algo de comida, quítala con un papel absorbente y límpiala inmediatamente.

En cuanto a las superficies de plástico, hay que tener ciertas precauciones, no uses alcohol ni productos abrasivos o disolventes. Lo más recomendable es usar agua tibia y detergentes neutros.