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Límites máximos para percloratos en alimentos

05 agosto 2020
Las verduras de hoja y las hortalizas de invernadero pueden contener percloratos

En elevadas cantidades de este residuo derivado del cloro podría afectar a la tiroides y dificultar la absorción de yodo. Ahora la UE propone límites para evitar riesgos. Su cumplimiento está en manos de los productores, la industria agroalimentaria y las autoridades.

De dónde viene el perclorato de las hortalizas

El perclorato es un ión de sal de cloro que puede estar presente en los alimentos como residuo. Veamos sus posibles orígenes en los alimentos:

  • Se produce de manera natural en el medio ambiente, formándose en la atmósfera y pudiendo precipitar en el suelo pasando posteriormente a las aguas subterráneas.
  • También puede ser un contaminante generado por la actividad humana. Estas son algunas de sus fuentes:
    • Los fertilizantes de nitrato en la agricultura.
    • Los residuos de ciertas actividades industriales. Por ejemplo, puede generarse en la fabricación, uso y eliminación de propulsores, explosivos, fuegos artificiales o bengalas.
    • La desinfección del agua con hipoclorito de sodio, al que se suele llamar lejía o cloro, a secas. Este desinfectante, al degradarse forma percloratos, que en exceso pueden contaminar el suministro de agua.

Actualmente, en la UE no está autorizado el uso de estas sustancias en productos fitosanitarios o en cualquiera de los que se utilizan para eliminar, controlar o impedir la acción de organismos indeseados. En Europa, los restos de perclorato en los alimentos sobre todo son derivados de los ingredientes químicos de ciertos productos clorados usados para la potabilización del agua y la desinfección de los alimentos. Y donde más se encuentra es en los de origen vegetal, como hortalizas de hoja y otras especies cultivadas en invernadero

Percloratos por el agua de riego o desinfección de frutas y verduras

El riesgo es para los menores con baja ingesta de yodo

Desde el año 2013 se ha investigado la presencia de perclorato en frutas y verduras, pues altos niveles de consumo podrían afectar a la glándula tiroides, interfiriendo en la captación de yodo.

En 2014, la EFSA emitió su opinión sobre estos contaminantes, concluyendo:

  • Que la exposición alimentaria continuada a perclorato podría ser preocupante, especialmente para grandes consumidores de los grupos de edad más jóvenes de la población con deficiencia de yodo leve a moderada.
  • Que la exposición a corto plazo a perclorato podría afectar a los lactantes alimentados con leche materna y los niños pequeños con baja ingesta de yodo.

OCU te recuerda que el organismo no produce yodo por sí solo. Por eso la mejor manera de aportarle al cuerpo todo lo que necesita de este mineral es comer de forma variada y equilibrada. Según la Agencia Española en Seguridad Alimentaria, AESAN, las fuentes habituales de yodo en la dieta son los alimentos de origen marino (pescado, marisco y algas), los huevos, los cereales y los productos lácteos. Además, al aporte de los alimentos hay que añadir la cantidad de yodo que viene del agua (variable según las zonas) y de la sal. Sobre la sal siempre decimos que conviene consumirla con moderación, pero para cocinar es recomendable usar sal yodada.

Nuevo reglamento europeo y límites

Las medidas para reducir la presencia de perclorato en alimentos se centran en la aplicación de unas buenas prácticas agrícolas, especialmente en los procesos fertilización, limpieza y desinfección de productos e instalaciones agroalimentarias

Dado que en la legislación europea no existían referencias claras a este compuesto, en 2015 se decidió establecer unos niveles de referencia en relación a la presencia de perclorato en los alimentos. 

Sin embargo, ha habido que esperar a mayo de 2020 para ver publicada una normativa con límites de obligado cumplimiento para este contaminante. Se trata del Reglamento (UE) 2020/685, que establece niveles máximos de perclorato en los siguientes productos alimenticios:

  • Aquellos con un contenido significativo de este contaminante: frutas y hortalizas, té seco (Camellia sinensis) e infusiones de hierbas y de frutas desecadas.
  • En los que están destinados a la población más sensible (lactantes y los niños de corta edad): preparados para lactantes, de continuación y alimentos para usos médicos especiales destinados a los lactantes y niños de corta edad; preparados para niños pequeños; alimentos infantiles; alimentos elaborados a base de cereales.

La nueva medida empezó a ser de aplicación a partir del 1 de julio de 2020. El reglamento también dice que los alimentos que se hubieran puesto en venta antes del día 1 de julio, pueden comercializarse hasta su fecha de consumo preferente o de caducidad.

Por precaución, al lavar verduras, no abuses de la lejía

Limpiar y lavar las hortalizas antes de consumirlas sirve para eliminar gérmenes, restos de pesticidas, tierra, etc. En casa para esa limpieza sirven algunos productos comunes como el bicarbonato, el vinagre o la lejía de uso alimentario, siempre que se use en la dosis justa, sin excederse. Al final es importante que aclares bien las verduras bajo el grifo y las seques con papel de cocina o un paño limpio.

OCU te explica cómo hacerlo en este vídeo:

Cómo lavar y pelar verduras