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Inteligencia artificial, útil pero con riesgos

Una encuesta a consumidores en 9 países europeos muestra que la mayoría espera que la Inteligencia Artificial (IA)  mejore su calidad de vida en el futuro, aunque no ven muy útiles los servicios que reciben ahora. Los encuestados desconfían del uso que puedan hacer las empresas y del control de las administraciones públicas. OCU, junto a BEUC, pide reglas claras que respeten los derechos de los consumidores y buenos servicios.

07 septiembre 2020
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Los consumidores ven positiva la Inteligencia Artificial (IA), aunque desconfían de empresas y administraciones. Esa es la principal conclusión de una encuesta europea sobre la Inteligencia Artificial, que pone de relieve que la mayoría de los consumidores conoce esta tecnología y confía en que un futuro podrá mejorar su calidad de vida. Sin embargo, al mismo tiempo muestra la poca confianza que tienen en el uso que puedan hacer las empresas y en la falta de control por parte de las administraciones lo que supone un freno para el desarrollo de estas tecnologías.

La encuesta se ha llevado a cabo en 9 países (Alemania, Bélgica, Dinamarca, Francia, Italia, Polonia, Portugal, Suecia y España) donde una muestra representativa de 15.150 consumidores (1.495 en España) han respondido a diversas cuestiones relacionadas con la IA.

El objetivo de este estudio llevado a cabo por las organizaciones de consumidores de BEUC era determinar el grado de conocimiento que tienen los consumidores sobre la IA, su experiencia con los servicios que en la actualidad usan este tipo de tecnologías, las esperanzas y expectativas que genera en los consumidores y las preocupaciones que suscita su utilización generalizada.

¿Qué es la inteligencia artificial?

Según las definiciones más ambiciosas, la inteligencia artificial es el desarrollo de sistemas electrónicos que lleguen a reproducir las funciones de la inteligencia humana, que es capaz de experimentar estados mentales, desarrollar un pensamiento de tipo abstracto y simbólico, aplicar el sentido común o aprovechar el conocimiento adquirido en un contexto.

Sin embargo, ese tipo de inteligencia artificial es todavía ciencia ficción. Lo que existe de momento son máquinas que funcionan mediante algoritmos que remedan algunas funciones cognitivas propias de los humanos, como reconocimiento de patrones (por ejemplo, reconocimiento de voz o de imágenes), encontrar soluciones a problemas lógicos, hacer razonamientos deductivos o tomar decisiones basadas en un conjunto de datos.

La existencia de grandes bases de datos y de ordenadores muy potentes ha hecho posibles algunas aplicaciones prácticas de la inteligencia artificial que ya utiliamos como, por ejemplo, técnicas de diagnóstico médico, recomendadores de productos, asistentes digitales como Siri o Alexa o navegadores inteligentes que alteran las rutas según las circunstancias del tráfico, por citar solo algunos comunes.

Un 70% de los españoles opina que la IA ya está muy presente en sus vidas

La encuesta de OCU a nivel europeo destaca el alto conocimiento que en general tienen los consumidores sobre la IA. Un 90% de los españoles han oído hablar de la IA y un 70% considera que ya esta muy presente en sus vidas, porcentaje muy superior al 59% de Alemania o el 45% de Polonia. Tan alto es el conocimiento como las expectativas. Los consumidores creen que la IA va a ser útil en diferentes aspectos de su vida.

En cuanto a la utilidad de la inteligencia artificial, un 70% de los consumidores cree que servirá para predecir accidentes, un 62% considera que podrá predecir problemas de salud, un 58% para mejorar la seguridad y prevenir la delincuencia, un 51% para prevenir problemas financieros y un 50% cree que se podrán evitar averías en los electrodomésticos.  Además, un tercio de encuestados confía en que contribuya a aumentar la esperanza de vida o hacer un mundo más sostenible. Por el contrario, es muy reducido el porcentaje de los que consideran que no servirá para nada.

Los servicios actuales aportan poco valor añadido

Sin embargo, la encuesta europea señala que las esperanzas y expectativas de los consumidores no se ven todavía reflejadas en el presente, puesto que buena parte de ellos conceden poco valor a los servicios y aplicaciones que ya funcionan con inteligencia artificial y especialmente muestran poco entusiasmo por las soluciones ofrecidas por sistemas de decisión automatizada.

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Preguntados por los servicios relacionados con al IA utilizados en el ultimo año: los consumidores señalan la navegación inteligente basada en información real como uno de los más utilizados:3 de cada 4 consumidores la ha usado y un 49% leconceden un alto valor añadido. Le siguen los servicios de publicidad y contenidos personalizados, las recomendaciones de noticias y contenido en redes y los asistentes de voz, pero son pocos los encuestados que consideran que la inteligencia artificial añade algún valor interesante.  Los asistentes domésticos virtuales, bastante utilizados, solo dejan satisfechos al 22% de los usuarios.

Respecto de los servicios que se prestan a través de decisiones automáticas, sin la presencia humana, todavía están poco desarrollados y el nivel de satisfacción es aún mas bajo. Los más usados son la gestión de préstamos y la adquisición de bienes. Los que menos satisfacción ofrecen son los servicios de atención al cliente que prestan información o asistencia a los consumidores, pues las respuestas obtenidas no convencen al 43 % de los consumidores.

Desconfianza en las empresas y administraciones

La encuesta de OCU señala claramente el principal freno que hoy existe el desarrollo de los servicios basados en la IA, a pesar de que muchos piensan que estos servicios pueden ser útiles y contribuir a mejorar su calidad de vida,..

  • Muchos encuestados que desconfían de la actuación de empresas e instituciones. Alrededor de dos tercios de los ciudadanos esta de acuerdo en el que uso de la IA servirá a las empresas para manipular a los consumidores, provocar mayores abusos en el uso de datos privados y personales o que puede servir a los gobiernos para controlar a los ciudadanos.
  • El impacto de la IA en la sociedad también genera incertidumbres, un 68% de los ciudadanos cree que el desarrollo de los sistemas de IA supondrá una pérdida de trabajo en diversos sectores.
  • Por el contrario, un 50% cree que aumentará la esperanza de vida y un 44% cree que el mundo será más sostenible.

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La falta de confianza en la capacidad de las autoridades de controlar de forma eficaz la actuación de las empresas es mayoritaria. Un 47% confía muy poco, un 40% a medias y solo un 13% de los ciudadanos cree que hay un control adecuado.

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La encuesta de OCU también señala que el 80% de los consumidores cree que debería regularse el derecho a someterse a decisiones automatizadas y la mitad de los consumidores cree que no están claras las responsabilidades en caso de que falle la IA y esto produzca algún tipo de daño o perjuicio en los consumidores.

Por ejemplo, OCU sigue peleando para que Facebook se responsabilice de la filtración de los datos y compense a los consumidores, para lo que se puso en marcha la campaña Mis datos son míos.

Hay que asegurar un marco legal justo

Ante este panorama, OCU considera que, para desarrollar la Inteligencia Artificial y que estas tecnologías contribuyan a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos es necesario:

  • Asegurar un marco legal sólido a nivel europeo que proteja a los consumidores y les brinde la confianza necesaria que permita el desarrollo de la IA. Hay que proteger de forma eficaz a los usuarios contra los posibles abusos y la manipulación, asegurarse de que las empresas actúan con transparencia necesaria y garantizar que se harán responsables cuando algo salga mal. Sin una regulación adecuada, la IA no podrá alcanzar su máximo potencial.
  • Fomentar el diálogo con las empresas y desarrolladores de la IA para garantizar que crea un valor añadido real para los consumidores.