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Infecciones emergentes: riesgo global

26 octubre 2017
Infecciones emergentes

Dengue, ébola, fiebre Crimea-Congo… Entrar en territorios salvajes nos expone a nuevas infecciones y supone un reto para las autoridades sanitarias y económicas. La investigación de vacunas y remedios debe correr paralela a una explotación del territorio bien planificada y sostenible. Te damos algunos consejos para proteger tu salud.

Los animales, al igual que las personas, sufren sus propias enfermedades y cargan con sus peculiares agentes patógenos. A veces, esos agentes son bastante inofensivos para ellos, porque han llegado a un buen entendimiento con su sistema inmunitario. Sin embargo, si desembarcan en nuestro organismo de buenas a primeras, pueden tener efectos devastadores.

enfermedades infecciosas

El fenómeno es bidireccional: un humano también puede transmitirle a un animal una infección que para él no cause más que un simple resfriado y para el animal sea mortal. Las enfermedades transmitidas al hombre por animales vertebrados se llaman enfermedades zoonóticas y los agentes patógenos son eminentemente bacterias, virus o parásitos. Hay otras posibilidades más raras, como los priones, proteínas defectuosas que causaron el "mal de las vacas locas" (se introdujeron en el organismo humano por ingesta de carne infectada).

¿Cómo emergen las infecciones?

Las enfermedades zoonóticas se pueden contraer al tomar o manipular alimentos o agua contaminados. La archiconocida salmonela, sin ir más lejos, suele contaminar los alimentos procedentes de los intestinos de los animales. Pero además, las zoonosis se pueden transmitir por otras vías, ya sea el contacto directo con animales infectados o el contacto indirecto, por la intermediación de otro animal que recibe el nombre de "vector" y que a menudo es un artrópodo: garrapata, mosquito, pulga...

Al igual que las abejas llevan de un lado a otro el polen de las flores en las que se posan, estos artrópodos reparten las infecciones de los animales a los que previamente han picado, parasitado o frecuentado. Un ejemplo de enfermedad zoonótica por contacto directo es la gripe aviar que contraen los trabajadores de granjas avícolas donde hay aves enfermas. Y la salmonela también puede llegar a nosotros al tocar una rana o una tortuga, ya que la bacteria a menudo toma asiento en su piel o su caparazón.

El contacto indirecto es el causante de la malaria, el dengue, la enfermedad de Lyme, la fiebre Crimea-Congo... Hay muchas enfermedades zoonóticas. Muchísimas. Y lo que es peor. Hay cada vez más y por eso reciben el nombre de "infecciones emergentes". ¿A qué se debe este fenómeno? En líneas gruesas, digamos que obedece a un crecimiento económico que nos pone cada vez más en contacto con reservorios de enfermedades infecciosas a las que nuestro sistema inmune no está acostumbrado. Si añadimos a eso la multiplicación de los viajes, propia del mundo globalizado, el mal pasa de estar localizado a convertirse en una epidemia mundial en ciernes.

enfermedad agentes patógenos

Prudencia: tu única defensa

Que no puedas intervenir en los fenómenos macroeconómicos que explican en buena medida la multiplicación de infecciones emergentes, no significa que no puedas tomar algunas medidas para proteger su salud:

  • Antes de viajar fuera de España, cuyas enfermedades te son familiares, infórmate acerca de las propias del país de destino y trata de evitar los focos de riesgo. Sigue las recomendaciones de las autoridades y vacúnate si es lo indicado.
  • No hagas esto solo con los países exóticos sino también con los que guardan parecido al nuestro. En amplias zonas de Europa y Estados Unidos, por ejemplo, es muy común la enfermedad de Lyme y en la propia España ya ha habido víctimas de chikunguña y de la fiebre Crimea-Congo, aparentemente transmitida por garrapatas que se alimentaron de aves migratorias infectadas.
  • Cuando salgas de paseo por el campo, lleva manga larga, pantalón con los bajos remetidos en calcetines altos y botas de caña o zapatos lo más cerrados posible. Revisa tu ropa y pertenencias antes de entrar en casa para no introducir en ella bichos indeseables.
  • Revisa también tu piel y la de los niños que hayan podido acompañarte, con especial cuidado en las zonas húmedas como la trasera de las rodillas o las ingles, así como el cuello y el cuero cabelludo. Si encuentras una garrapata, retírala cuidadosamente.
  • Usa repelentes de insectos ateniéndose a las instrucciones del fabricante. No te fíes de métodos alternativos como los repelentes ultrasónicos que no sirven de nada pero crean una falsa sensación de seguridad. Los mosquiteros de tul para puertas, ventanas y camas son mucho más eficaces.
  • Se especialmente precavido en los lugares donde el riesgo de picadura es alto y las enfermedades serias.
  • Si a la vuelta de un viaje notas síntomas raros, dolores, fiebre, manchas, etc., informa a los servicios de salud.