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VIH/sida: preguntas con respuesta

27 noviembre 2023
VIH-sida

Aunque hay una tendencia a la baja, las nuevas infecciones por el VIH en España continúan en niveles elevados. Preocupan especialmente los diagnósticos tardíos, señal de que muchas personas que viven con el VIH no son conscientes de estar infectadas. La detección precoz es clave para frenar el avance. 

VIH son las iniciales del Virus de la Inmunodeficiencia Humana. Se trata de un retrovirus, lo que significa que, para reproducirse, necesita convertir su material genético, que en este caso es ARN, en ADN. Y esto lo hace parasitando un tipo de linfocito que hay en nuestro organismo, conocido como CD4 o T4, al que termina destruyendo. Un linfocito que tiene un papel vital: es el responsable de reconocer los diferentes tipos de virus, bacterias, hongos y parásitos invasores y activar el sistema inmune, que es el que se encarga de la defensa.

La lucha de nuestro organismo contra el VIH es lenta y compleja, pero con el paso del tiempo (pueden transcurrir años) y, salvo que le facilitemos la ayuda con medicamentos externos (los famosos antirretrovirales), lo normal es que pierda la batalla:

  • Llegará un momento en que el ritmo de infección del retrovirus sobre los linfocitos T4 supere la velocidad con que el cuerpo humano crea otros nuevos, debilitando definitivamente el sistema inmunitario.
  • Luego es cuando quedan expuestos los órganos y tejidos del organismo a todo tipo de infecciones: tuberculosis, neumonía, candidiasis, etc. A partir de ese momento se habla ya de sida (las siglas de Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida).

VIH en España: ¿crece o disminuye?

Entre 120.000 y 150.000 personas viven con VIH en España. De ellas, se estima que una quinta parte aún no lo sabe.

Según los últimos datos publicados por el Ministerio de Sanidad, durante 2022 se notificaron 2.956 nuevos diagnósticos de infección por VIH en España, de los cuales el 85,7% eran varones. La transmisión en hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres se mantuvo como la más frecuente (55%), seguida de la heterosexual (24,5%) y la que se produce entre usuarios de drogas inyectadas (1,9%). El 46,5% de los nuevos diagnósticos de infección por el VIH se realizó en personas originarias de otros países.

Una cifra global de nuevas infecciones que está en línea con la registrada en 2021, después del bajón de notificaciones registrado en 2020 y que muy posiblemente se debió a factores relacionados con la pandemia de covid-19. Si ampliamos el foco y tenemos en cuenta la evolución en el periodo 2013-2022, la tendencia general es descendente.

El reverso de la moneda lo supone sin embargo el diagnóstico tardío, que ha aumentado tanto a nivel global como según los principales modos de transmisión. En 2022, de hecho, casi la mitad de los nuevos diagnósticos (el 48,6%) se hizo de forma tardía. Un dato que dificulta la reducción de las transmisiones: si todas estas personas conocieran su estado serológico, podrían empezar precozmente un tratamiento que además de evitar la progresión a sida reduce la carga viral a niveles indetectables y consigue entonces que la infección deje de ser transmisible a sus parejas sexuales, con independencia de sus prácticas.

¿Cómo avanza la enfermedad?

Cursa en varias fases:

  • Infección aguda o primo infección. Así se conoce a la primera fase de la enfermedad, que tiene lugar entre una y cuatro semanas después de la infección del virus VIH. Es difícil de reconocer, ya que a menudo no presenta síntomas y cuando lo hace pueden confundirse con los de una breve gripe.
  • Fase asintomática. Sucede a la anterior y es mucho más prolongada en el tiempo. Dependiendo de cada persona, puede durar entre unos pocos años y más de diez. Es a lo largo de este periodo cuando el sistema inmunitario del enfermo va debilitándose lenta pero irremisiblemente; salvo que se trate al paciente con antirretrovirales, claro.
  • Fase sintomática. Es la última fase, a la que se llega si no se administra antes tratamiento. Los síntomas son los propios de las enfermedades oportunistas, que surgen como consecuencia de la debilidad del sistema inmunitario. Los primeros suelen ser problemas bucales (úlceras, gingivitis) y en el esófago (como la candidiasis esofágica, que produce placas que dificultan la deglución). Otros frecuentes son la dermatitis seborreica, el cansancio, la fiebre y los sudores nocturnos, las diarreas y la pérdida de peso; pero también la tuberculosis, las infecciones del sistema nervioso o los tumores (de los que el sistema inmunitario también nos protege). La demencia es otra posible manifestación, aunque en este caso se trata de un efecto directo del VIH.

lazos sida

¿Cómo se transmite el VIH?

El virus VIH se transmite a través de:

  • la sangre (incluida la de la menstruación),
  • el esperma,
  • los fluidos vaginales y la leche materna de la persona infectada.
Por eso, las vías de transmisión son:
  • de forma predominante, las relaciones sexuales no protegidas
  • de madre a hijo,
  • por transfusiones no controladas de sangre o hemoderivados (en España se hacen controles desde 1987),
  • por un accidente en el ámbito sanitario (en una intervención quirúrgica, por ejemplo),
  • por el intercambio de jeringuillas entre drogodependientes.

Y cómo no se transmite

El VIH no se transmite a través del sudor, la saliva o la picadura de un mosquito, por compartir objetos de uso cotidiano: un vaso, un tenedor...