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Niños con altas capacidades: ¿suerte o problema?

Tener un hijo o hija con alta capacidad intelectual puede ser envidiable. Pero supone un gran reto para los padres y madres, que a veces lo viven con angustia, y también para el sistema educativo. Y algo que conviene no olvidar: son muy inteligentes, pero no dejan de ser niños, con sus sentimientos e inquietudes.

12 febrero 2024
niños superdotados

Niños por encima de la media

Hasta hace poco, una persona muy inteligente era aquella que tenía un alto cociente intelectual, un número fijo que se obtiene con la aplicación de una batería de tests de inteligencia. Sin embargo, ahora la inteligencia se entiende como un concepto dinámico en el que entran muchas habilidades y destrezas en diferentes ámbitos, no solo el académico, también en el campo artístico, musical, deportivo, etc. Lo que antes se entendía como un niño “superdotado”, ahora es aquel que tiene altas capacidades intelectuales (ACI), es decir, tiene habilidades, talentos y capacidad intelectual por encima de los niños de su edad en diferentes áreas.

Podría pensarse que un niño con una ACI va a sacar notas excelentes en el colegio y en la universidad, que va a triunfar en el mundo laboral en las áreas en las que sobresale, y, sin embargo, esto no tiene por qué ocurrir si no se fomentan sus capacidades, si no se le estimula para que tenga interés, curiosidad o ganas de avanzar. Por el contrario, el niño que aprende rápido, que lo capta al vuelo, corre el riesgo de aburrirse con las repeticiones en la materia y puede llevarle al fracaso escolar.

También suele darse por hecho que, por tener una inteligencia por encima de la media, estos niños van a tener problemas emocionales o de relaciones sociales. En este sentido, son niños como los demás, necesitan atención y cuidados para desarrollar de forma positiva su autoestima y su bienestar psicológico y social.

La cuestión clave es, por tanto, tratar de forma adecuada y al mismo tiempo las dos vertientes: ayudar a que se desplieguen las habilidades del niño cuidando la parte emocional y social. ¿Cómo se hace esto en el sistema educativo español?

Uno de cada 200 alumnos tiene altas capacidades

La realidad es que el sistema educativo normal no responde a las necesidades de muchos niños: algunos, porque presentan un trastorno específico de aprendizaje como la dislexia; otros, porque tienen TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad); otros más, porque se han incorporado tarde al colegio por haber sufrido una enfermedad, emigración, etc. Y algunos más, porque tienen altas capacidades intelectuales.

Según datos del Ministerio de Educación, en el curso 2020/21 había 40.916 niños y niñas identificados con alta capacidad intelectual. Son alumnos con necesidades educativas especiales, lo que quiere decir que su potencial desarrollo intelectual, social y emocional debe trabajarse de manera diferente a la ordinaria, tal como recoge la LOE (Ley Orgánica de Educación) del año 2006.

Un plan educativo especial e individual para cada niño

Los niños con altas capacidades intelectuales forman un grupo heterogéneo, con distintos perfiles, diferentes rasgos personales y capacidades muy variadas: unos destacan en matemáticas, otros en gimnasia, tocando el violín, jugando al tenis o hablando varios idiomas. Unos tienen una alta capacidad concreta y otros son muy habilidosos en varias áreas. Pero también hay niños con una ACI en un área y dificultades en otra… Lo cierto es que no resulta nada fácil identificarlos, especialmente de forma temprana. A menudo es la familia quien primero se da cuenta de las habilidades precoces de su hijo, por encima de las habituales a su edad. Y suele ser el propio centro educativo, aunque también se hace de forma privada, quien evalúa la capacidad intelectual del niño.

Una vez valorado al niño con una ACI, es el momento de desarrollar un plan educativo acorde a sus necesidades concretas con las adaptaciones que sean precisas. El plan educativo lo plantea el equipo psicopedagógico con el acuerdo de los profesores y la familia.

Las tres opciones generales que se manejan son:

  • medidas para profundizar o ampliar las materias;
  • adelantarle de curso;
  • plantear programas y talleres extracurriculares de enriquecimiento disponibles en su lugar de residencia.

niños en clase

En la práctica, muchas dificultades

Un plan educativo de este tipo no es fácil de realizar:

  • Ampliar las materias exige que el colegio sea flexible en su organización, de manera que la profundización que se haga en determinadas áreas se mantenga en cursos posteriores. Por otro lado, hay que tener en cuenta que esta medida puede conllevar una ruptura de la relación del niño con ACI con su grupo de clase y crearle problemas de relación con sus compañeros.
  • En cuanto a adelantar de curso, si bien motivaría y estimularía al niño, también podría derivar en problemas de socialización e integración u otros psicoemocionales, ya que el niño será más pequeño que sus nuevos compañeros de clase y probablemente su nivel de desarrollo emocional y social será inferior.
  • A través de los talleres extracurriculares los niños tienen la oportunidad de descubrir áreas nuevas o trabajar competencias en las que se encuentren menos dotados para que su desarrollo sea más homogéneo. Pero es necesario que los temas y formas de tratarlos capten su atención. Por otra parte, no hay tantas oportunidades de participar en estos talleres, sobre todo fuera de las grandes ciudades.

Al final, se trata de hacer un plan individual, con mucha prudencia, que atienda a la personalidad del niño, sus preferencias y motivación, y que tenga en cuenta el contexto familiar y escolar en general, de manera que se mantenga un equilibrio entre las medidas de adaptación curricular y las necesidades intelectuales y psicoemocionales de cada niño.

¿Tu hijo tiene altas capacidades?

Cuando un niño o niña se identifica con ACI, la reacción de muchos padres y madres es centrarse en exceso en el refuerzo académico y en los logros, lo que puede generar unas expectativas irreales sobre el niño, sobre su futuro, y el desarrollo de determinados rasgos y conductas, como el perfeccionismo o la rigidez. Pero no hay que olvidar que se trata de un niño: al margen de su capacidad o nivel intelectual, tiene sus necesidades e inquietudes y es vulnerable como cualquier otro niño.

Probablemente se dará cuenta de que es diferente a los demás niños de su edad, lo que le puede llevar a sufrir problemas de adaptación, de conducta o de autoestima

¿Cómo le puedes ayudar? Explícale en qué consiste el proceso de identificación de las altas capacidades, cuéntale los resultados que ha obtenido y las implicaciones que ello le supone. Así podrá asimilar su realidad y le ayudará a sentirse mejor.