Así analizamos las mascarillas

Hemos analizado mascarillas quirúrgicas e higiénicas, desechables y reutilizables, tanto para niños como para adulto. Se trata de productos que se pueden adquirir en distintos tipos de establecimientos: supermercados, grandes superficies y almacenes, tiendas de marcas, compra online...

Comparamos mascarillas higiénicas y quirúrgicas

• Mascarillas quirúrgicas. Son un producto sanitario, que estaba regulado antes de la pandemia de COVID-19. Pueden ser de varios tipos, para la población general recomiendan lass de tipo I, las más sencillas. Estas son las mascarillas que deberían usar las personas que sospechan o ya saben que están infectadas, También hay mascarillas quirúrgicas tipo II y IIR, recomendadas en principio para su uso por personal sanitario. Las mascarillas quirúrgicas tipo II, en principio, son recomendadas para el personal sanitario, enfermos, etc. Todas las mascarillas quirúrgicas son de un solo uso.
• Mascarillas higiénicas. No son un producto sanitario. La categoría de mascarillas higiénicas se ha creado a raíz de la pandemia de COVID-19, ante la necesidad de suplir la carencia de mascarillas quirúrgicas con productos que ofrecieran estándares de calidad equivalentes en cuanto a eficacia de filtración. Estas mascarillas están indicadas para uso por la población general. Las mascarillas higiénicas pueden ser:
  • desechables (responden a la norma UNE 0064),
  • reutilizables (lavables), para las cuales se ha desarrollado la UNE 0065.

Hemos analizado ambos tipos de mascarillas, 10 desechables (quirúrgicas e higiénicas) y 20 reutilizables. 

Además, dentro de las 30 mascarillas del estudio hay 9 mascarillas infantiles pensadas para su uso por niños, adaptadas a su tamaño y necesidades.

¿Qué criterios valoramos?

Eficacia de filtración

El uso de mascarillas tiene como finalidad impedir la proyección de gotitas y aerosoles contaminados con virus por personas contagiadas.

La capacidad de filtración de las mascarillas quirúrgicas e higiénicas ocurre en ambos sentidos: en la espiración (que es lo que se mide) evita la propagación del virus, que es el objetivo primario que se busca con el uso de este tipo de mascarillas. Pero también lo hace en la inspiración, con lo que la mascarilla actúa como una barrera para dificultar que respiremos los virus que puedan emitir otras personas.

El principal objetivo de nuestro estudio ha sido medir la eficacia filtrante del tejido de las mascarillas quirúrgicas e higiénicas a la hora de retener las partículas de aerosol creadas en una atmosfera artificial (“Eficacia de Protección Bacteriana” o BFE). 

Las gotitas que proyectamos tienen un tamaño que va desde las 0,5 hasta las 15 micras, aunque pueden ser mayores (de hasta 100 micras). Las gotitas mayores caen antes, y se depositan sobre las superficies cercanas o alcanzan a las personas situadas a corta distancia, en lo que constituye el  principal mecanismo de contagio de la COVID-19. No obstante, la transmisión a mayor distancia mediante aerosoles, gotitas pequeñas que permanencen más tiempo en el aire, también puede ocurrir. No hay aún un consenso científico sobre lo que suponen en el total de los contagios.

En nuestro análisis para medir la eficacia de filtración:

• Se hace circular un aire con gotas de aerosol de 3 micras de media (0,003 mm), cargadas de bacterias por un conjunto de cilindros perforados como un colador con orificios cada vez más finos. Estas gotas representan la fracción más ligera de las gotitas que se emiten naturalmente al hablar, estornudar o toser.

• Entre los cilindros se colocan placas Petri donde creceran las colonias de bacterias que queden retenidas en cada una de esas zonas según su diámetro. 
• Una vez colocadas las placas Petri y los filtros respetando el orden del tamaño de los orificios se coloca la mascarilla en la parte superior con la cara interna hacia arriba para hacer pasar a través de ella el aerosol cargado de bacterias.

• En las placas Petri se contarán la cantidad de colonias de bacterias que aparecen como consecuencia de que no han sido filtradas por la mascarilla.
• Una prueba en vacío sin mascarilla determina la cantidad máxima de colonias que se pueden formar y las que resultan con la mascarilla colocada en su sitio miden por referencia al máximo el grado de filtración.
• Consideramos que una eficacia de filtración del 98% (la que la norma exige por ejemplo, a las mascarillas quirúrgicas tipo II y IIR) es muy buena, y del 90% (la que la norma española exige a las mascarillas higiénicas reutilizables) es buena. En un acuerdo europeo de los organismos de normalización de estableció un valor de 70% como mínimo aceptable.

Respirabilidad

La respirabilidad es otro parámetro fundamental de nuestro análisis: lo que con él se valora es la posibilidad de que el usuario respire bien con la mascarilla puesta. La respirabilidad se determina midiendo la diferencia de presión que es necesaria para que se establezca un flujo normal de aire de respiración.

En el laboratorio, la mascarilla se sitúa en un anillo de metal en medio de dos bloques rígidos por los que se hace pasar el aire a presión que circula por los tubos negros y se mide la presión que existe antes y después de la mascarilla para establecer un flujo de 8 l/min del aire, similar a la respiración. La presión se mide en los tubos transparentes.

• Se considera que una diferencia de presión de hasta 40 pascales permite respirar con holgura al usuario, y es lo que indica la norma de mascarilla quirúrgicas.
• La norma de mascarillas higiénicas permite un valor más alto, de hasta 60 pascales.

Otros aspectos

Además, en nuestro análisis de mascarillas  hemos revisado otras cuestiones que también influyen en su calidad y eficacia:

• El ajuste y dimensiones de las mascarillas.
• La resistencia del arnés, a veces el punto débil de las mascarillas.
• El etiquetado e instrucciones de uso.