Frigoríficos cada vez más eficientes
La Unión Europea sube el listón en su apuesta por electrodomésticos que consuman poca energía y cuiden nuestro bolsillo. Este verano ya no podrán venderse frigoríficos clase A: todos los que se vendan en la Unión Europea tendrán que ser clase A+ o superior.
Europa lleva años apostando de manera decidida por electrodomésticos que consuman y contaminen poco. Con el tiempo se producen avances y llegan nuevas normativas que sirven para preservar el planeta y, ya de paso, la buena salud de nuestros bolsillos, suficientemente esquilmados por la crisis.
Desde julio de 2010 existen unas exigencias mínimas para los electrodomésticos vendidos en la Unión Europea. Primero se prohibieron los de uso doméstico que no fuesen de clase A. La consecuencia lógica fue que los etiquetados poco energéticos (desde la B hasta la G) han ido desapareciendo.
Ahora Europa da otra vuelta de tuerca y eleva los requisitos: el estándar mínimo ha pasado a ser A+ y ya no pueden comercializarse frigoríficos de clase A.
Y esto no es todo: para 2014 está previsto recalcular las clases energéticas y poner el listón aún más alto.
La OCU aplaude toda medida que potencie los electrodomésticos más respetuosos con el medio ambiente, pero no hay que descuidar su precio. Para fomentar estos nuevos frigoríficos es imprescindible que no cuesten más dinero al consumidor. Por eso pedimos que tanto las Comunidades Autónomas como el IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía) respondan con Planes Renove ambiciosos.
Pese a la crisis, los incentivos para que los consumidores cambien a electrodomésticos más eficientes deben ser más duraderos y no limitarse a breves esfuerzos que se agotan en cortos presupuestos o escasos meses.
¿Quieres subir tu listón energético? Busca lo que te conviene en nuestro Comparador de Frigoríficos.
Europa lleva años apostando de manera decidida por electrodomésticos que consuman y contaminen poco. Con el tiempo se producen avances y llegan nuevas normativas que sirven para preservar el planeta y, ya de paso, la buena salud de nuestros bolsillos, suficientemente esquilmados por la crisis.
Desde julio de 2010 existen unas exigencias mínimas para los electrodomésticos vendidos en la Unión Europea. Primero se prohibieron los de uso doméstico que no fuesen de clase A. La consecuencia lógica fue que los etiquetados poco energéticos (desde la B hasta la G) han ido desapareciendo.
Ahora Europa da otra vuelta de tuerca y eleva los requisitos: el estándar mínimo ha pasado a ser A+ y ya no pueden comercializarse frigoríficos de clase A.
Y esto no es todo: para 2014 está previsto recalcular las clases energéticas y poner el listón aún más alto.
La OCU aplaude toda medida que potencie los electrodomésticos más respetuosos con el medio ambiente, pero no hay que descuidar su precio. Para fomentar estos nuevos frigoríficos es imprescindible que no cuesten más dinero al consumidor. Por eso pedimos que tanto las Comunidades Autónomas como el IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía) respondan con Planes Renove ambiciosos.
Pese a la crisis, los incentivos para que los consumidores cambien a electrodomésticos más eficientes deben ser más duraderos y no limitarse a breves esfuerzos que se agotan en cortos presupuestos o escasos meses.
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