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¿Quién paga los chanchullos de las tarjetas black?

16 octubre 2014 Archivado

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Hasta 86 consejeros de Caja Madrid y Bankia usaron tarjetas opacas para gastos personales hasta despilfarrar más de 15 millones de euros. Siguieron gastando en pleno rescate por parte del Estado y engañaron a sus clientes para venderles preferentes. Todo lo han sufragado los clientes y el Estado.

El asunto es escandaloso hasta límites insospechados. Nada menos que 86 consejeros de Caja Madrid y Bankia están en entredicho por utilizar para su propio beneficio tarjetas Visa opacas (o black). E incluso ahora, cuando sus pagos con esas tarjetas están siendo investigados, éstos tienen la posibilidad de sufragar los honorarios de sus abogados con una póliza de responsabilidad civil suscrita por Caja Madrid y, en menor medida, por su sucesora, Bankia, entidades a las que saquearon sin reparo alguno. Una veintena de estos consejeros, imputados en la pieza principal del sumario, ya han contratado los servicios de prestigiosos y carísimos bufetes de abogados.

Los pagos particulares con tarjetas black, u opacas, por parte de estos 86 consejeros de Caja Madrid y Bankia están en boca de todos, sobre todo tras confirmarse que se gastaron en todo tipo de asuntos personales más de 15 millones de euros, sin declarar nada a Hacienda.

Lo que no se comenta es quién ha perdido dinero durante estos años en los que CajaMadrid fue gestionada irregularmente, utilizando criterios políticos en lugar de económicos, que dieron lugar al rescate de Bankia por parte del Estado y la inyección de más de 22.000 millones de euros de dinero público.

Los clientes pagan por ellos

En 2003, cuando se empezaron a utilizar las tarjetas black, Caja Madrid funcionaba como una caja tradicional. Su ámbito era fundamentalmente la Comunidad de Madrid  y como entidad de titularidad pública, su principal misión era fomentar el ahorro y facilitar financiación a las economías domésticas, PYMES y autónomos.

En ese tiempo, tener una cuenta en Caja Madrid era sencillo y barato. Bastaba con acumular en cuenta un saldo superior a 300 euros para no desembolsar dinero alguno por comisiones de mantenimiento y se pagaban 4,80 euros anuales si no se alcanzaba dicha cifra. En 2012, cuando Bankia fue intervenida, la comisión de mantenimiento era ya de 24 euros si el saldo medio de la cuenta era inferior a 2.000 euros, cifra inalcanzable para muchos de sus clientes.

En 2004, la tarjeta de débito costaba 12 euros, frente a un precio de 19 euros en 2012, un 58,3% más. Ese mismo año 2004, tener una tarjeta de crédito suponía un coste de 18 euros, frente a los 33 euros de 2012; es decir, un 83,3% más.

Además, el importe destinado a la obra social en 2004 fue de más de 160 millones de euros, mientras que en 2012, ya en plena crisis, directivos y consejeros seguían despilfarrando dinero con sus tarjetas opacas, además de mantener sus millonarias retribuciones, mientras que el importe destinado a la obra social se reducía drásticamente hasta los 56 millones de euros.

Por ultimo, el mismo equipo que gastaba decenas de miles de euros con las tarjetas opacas fue el responsable de la emisión de participaciones preferentes de 2009, que colocaron a miles de clientes a los que engañaron. Afortunadamente, muchos de ellos están recuperando su dinero gracias a OCU.