Cuidado con los ahogamientos en verano
La OMS advierte de que los ahogamientos son una de las primeras causas de muerte accidental en niños entre 1 y 4 años. La vigilancia constante, que los peques aprendan a nadar y elegir la ayuda a la flotación más apropiada a su edad y peso son elementos claves para evitarlo.
Principios de seguridad
Alrededor de 370.000 personas mueren ahogadas cada año en el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se ahogan muchos más adultos que niños, sin embargo hay que destacar que es la principal causa de muerte accidental en niños entre 5 y 14 años y, una de las primeras igualmente, en pequeños con edades comprendidas entre 1 y 4 años. En España, se ahogan entre 400 y 500 personas al año, correspondiendo el 55% a playas, el 15% en piscinas y el resto, 30%, en otros espacios acuáticos como ríos, canales, pantanos, balsas, etc. La proporción respecto al total de la población es muy variable según los países, pero en países desarrollados las cifras oscilan entre 1 y 4 fallecidos por cada 100.000 habitantes.
La vigilancia es esencial
Ya sea de socorristas en zonas de baño públicas, como de los propios padres, incluso aunque el niño sepa nadar. Otro factor esencial es el vallado de las piscinas domésticas, solo esto se estima que reduce el riesgo de ahogamiento en un 85%.
Bastan 27 segundos para que un menor que no sabe nadar comience a ahogarse y, de 3 a 5 minutos, para que quede con graves secuelas o fallezca. Por eso los socorristas recomiendan que los adultos que vigilen a los niños no lo hagan desde el borde de la piscina, sino que se metan con ellos en el agua.
Ten en cuenta que, contrariamente a lo que se piensa, el ahogamiento es silencioso, no hay gritos de ayuda, ni chapoteos. Según la Guardia Costera de EE.UU., la persona que se agota se coloca en vertical para descansar, moviendo las piernas como si pedaleara, en lugar de seguir nadando tumbada, intenta mantener la boca fuera del agua levantando la barbilla, y, con los brazos extendidos, presiona en la superficie del agua para mantenerse a flote, hasta que finalmente se hunde.
Enseña a nadar a los niños
La principal medida activa consiste en que los niños aprendan a nadar cuanto antes. Aunque lo habitual es que empiecen a partir del año, nunca es pronto para hacerlo. Para ello, disponemos de las ayudas a la flotación:
- Chalecos. Es el dispositivo más seguro, pero ofrece poca movilidad.
- Manguitos. Mucho menos voluminosos, los manguitos son mucho más comunes que el chaleco y, aunque consiguen muy buena estabilidad del niño en el agua, no facilitan la movilidad de los brazos necesaria para lanzarse a nadar.
- Burbujas. Es a partir de los dos años cuando la burbuja colocada a la espalda, o un elemento similar, deja mayor libertad al niño para desarrollar los movimientos propios de nadar. En esta fase el niño necesita ya nadar activamente, no como con los manguitos que se encargan de mantenerlo a flote. A partir de este momento otros elementos externos de flotación como tablas, churros, etc. serán una ayuda que le facilitará el aprendizaje de movimientos determinados (piernas, brazos...).
Para más información puedes consultar el informe sobre:
Alrededor de 370.000 personas mueren ahogadas cada año en el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se ahogan muchos más adultos que niños, sin embargo hay que destacar que es la principal causa de muerte accidental en niños entre 5 y 14 años y, una de las primeras igualmente, en pequeños con edades comprendidas entre 1 y 4 años. En España, se ahogan entre 400 y 500 personas al año, correspondiendo el 55% a playas, el 15% en piscinas y el resto, 30%, en otros espacios acuáticos como ríos, canales, pantanos, balsas, etc. La proporción respecto al total de la población es muy variable según los países, pero en países desarrollados las cifras oscilan entre 1 y 4 fallecidos por cada 100.000 habitantes.
La vigilancia es esencial
Ya sea de socorristas en zonas de baño públicas, como de los propios padres, incluso aunque el niño sepa nadar. Otro factor esencial es el vallado de las piscinas domésticas, solo esto se estima que reduce el riesgo de ahogamiento en un 85%.
Bastan 27 segundos para que un menor que no sabe nadar comience a ahogarse y, de 3 a 5 minutos, para que quede con graves secuelas o fallezca. Por eso los socorristas recomiendan que los adultos que vigilen a los niños no lo hagan desde el borde de la piscina, sino que se metan con ellos en el agua.
Ten en cuenta que, contrariamente a lo que se piensa, el ahogamiento es silencioso, no hay gritos de ayuda, ni chapoteos. Según la Guardia Costera de EE.UU., la persona que se agota se coloca en vertical para descansar, moviendo las piernas como si pedaleara, en lugar de seguir nadando tumbada, intenta mantener la boca fuera del agua levantando la barbilla, y, con los brazos extendidos, presiona en la superficie del agua para mantenerse a flote, hasta que finalmente se hunde.
Enseña a nadar a los niños
La principal medida activa consiste en que los niños aprendan a nadar cuanto antes. Aunque lo habitual es que empiecen a partir del año, nunca es pronto para hacerlo. Para ello, disponemos de las ayudas a la flotación:
- Chalecos. Es el dispositivo más seguro, pero ofrece poca movilidad.
- Manguitos. Mucho menos voluminosos, los manguitos son mucho más comunes que el chaleco y, aunque consiguen muy buena estabilidad del niño en el agua, no facilitan la movilidad de los brazos necesaria para lanzarse a nadar.
- Burbujas. Es a partir de los dos años cuando la burbuja colocada a la espalda, o un elemento similar, deja mayor libertad al niño para desarrollar los movimientos propios de nadar. En esta fase el niño necesita ya nadar activamente, no como con los manguitos que se encargan de mantenerlo a flote. A partir de este momento otros elementos externos de flotación como tablas, churros, etc. serán una ayuda que le facilitará el aprendizaje de movimientos determinados (piernas, brazos...).
Para más información puedes consultar el informe sobre:
Decathlon ofrece un equipo modulable denominado Tiswim, de la marca Nabaiji, cuya intención es la de cubrir las distintas etapas de desarrollo del aprendizaje y nos hemos decidido a probarlo con una pequeña nadadora de 2 años y medio. Está indicado para niños de 2 a 6 años (15-30 kg). Se trata de un cinturón de flotación que se puede llevar unido a unos manguitos, uno en cado brazo, en cuyo caso el cinturón sería una banda pectoral puesto que se lleva delante a la altura del pecho. Al ser modulable, se puede desconectar de los manguitos y usar solamente los manguitos, que sería una segunda fase y por, último, utilizar el cinturón de flotación a la espalda como si se tratara de la típica burbuja.
El conjunto cuesta 16,99 €, pero en cambio la utilidad en nuestro caso nos ha parecido limitada. Cuando se usan ambas piezas unidas, la posición de flotación echa al niño hacia atrás lo que le resulta incómodo. Con el uso de los manguitos, hemos notado que estos manguitos en concreto dan menos flotación que unos corrientes y también que con ellos nuestra pequeña nadadora de 2 años y medio se sentía menos segura en el agua. El precio de unos manguitos en la misma tienda es de 7,99 €.
En cualquier caso, si te decides a probarlo y no te satisface puedes acudir al establecimiento a devolverlo con el ticket de compra y en el plazo de 30 días, de acuerdo a la política de devolución de Decathlon. Por lo que tú mismo puede hacer la prueba y estaremos encantados de que compartas tus experiencias con nosotros a través de las redes sociales.