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¿Las marcas blancas ya no son rentables?

30 abril 2014
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Compramos menos marcas blancas que hace un año, lo cual podría indicar que el poder adquisitivo de los españoles ha mejorado o que los precios de éstas han dejado de ser tan baratos comparados con los del resto de marcas.

Las marcas blancas se han ido imponiendo en España. En pocos años hemos pasado de ser de los que menos nos decantabamos por ellas a adquirirlas en masa. Pero resulta lógico, teniendo en cuenta que nuestro país es uno de los que se ha visto más afectado por la crisis económica, y el poder adquisitivo de los españoles se ha visto reducido considerablemente. La crisis también ha llevado a que muchas marcas desaparecieran o bien se planteasen reciclarse a marcas blancas, en ocasiones su única salida para seguir existiendo.

Pero esta tendencia de adquirir más marcas blancas, que parecía imparable, ha experimentado por primera vez desde el año 2000 un sorprendente retroceso, según la consultora Kantar World Pannel, que valora estos datos desde entonces. En los dos primeros meses de 2014, la cuota de mercado de la marca blanca en el sector de la alimentación bajó al 36,4%, medio punto menos que en 2013, un dato que podría indicarnos una leve mejoría en el poder adquisitivo de los españoles, aunque también podría atender a dos factores:

  • Estos hogares que dejan de comprar marcas blancas ahora volverían a comprar sus marcas tradicionales porque sólo las restricciones en su presupuesto los había impulsado a decantarse por marcas blancas, más baratas, para ahorrar algo de dinero.
  • En la primera etapa de la crisis, los precios de los alimentos tendieron a bajar, y la bajada fue más fuerte en los productos de marca blanca, lo que contribuyó a que los consumidores se pasaran a ellos casi masivamente con el fin de ahorrar. Desde 2010, según nuestros estudios de supermercados, los precios de los alimentos han tendido a aumentar con más intensidad en los productos de marca blanca. Por lo tanto, la diferencia de precios entre las marcas de fabricante y blancas (o de distribuidor) ha tendido a ir disminuyendo.

Se podría incluso ser malpensado y señalar que las cadenas de distribución, tras conseguir implantar bien su marca propia, fidelizar clientes y eliminar buena parte de la competencia, no corren mucho peligro por ir subiendo más su precio, mientras su marca blanca siga siendo más barata que la marca de fabricante.

En algunos casos, incluso dejaron de ofrecer alternativas, y Mercadona es un buen ejemplo de ello. Esta práctica, no obstante, puede que esté llegando al punto de que el consumidor se dé cuenta de que la marca blanca ya no es tan rentable, por lo que prefiere regresar a su marca tradicional, lo que explicaría este resultado.