Soy consumidor de setas cultivadas desde que empezaron a comercializarse en el mercado español en los años 80. Pronto empecé a observar lo que yo creo que es un fraude de comercialización: se añade agua a las setas, lo que hace que su peso aumente considerablemente, y que su calidad se deteriore rápidamente. En los puntos de venta se pulveriza agua habitualmente sobre algunas verduras para que parezcan más frescas, y también se pulveriza sobre las setas, pero éstas, por su estructura, funcionan como si fueran esponjas y retienen todo el líquido que se les añade. Después, cuando las compramos, pagamos el agua a precio de setas, pero esto no es lo peor; lo peor es que con el agua las setas se descomponen muy rápido y es fácil ver las góndolas de los supermercados con cajas y bandejas envasadas de setas en plena descomposición. Las setas cultivadas (pleurotus ostreatus) tienen un periodo de conservación muy razonable y si no se les añade agua tienden a deshidratarse sin pudrirse, lo que supone una pérdida natural de peso y por tanto de beneficios económicos para el comercializador. Hay otra cuestión que es aún más importante: las setas mojadas saben peor y no se pueden cocinar tan fácilmente como las secas, ya que sueltan grán cantidad de agua durante la cocción y cocinarlas a la plancha suele ser un fracaso.

No puedo concretar con certeza el punto donde se produce el fraude, ya que lo he observado en las setas a granel y en las envasadas. De lo que sí tengo certeza es de que se trata de un fraude que no desaparece con el tiempo y parece que a nadie le importe. Creo que ya va siendo hora de que alguien lo denuncie.