No importa si es en el asfalto, como ocurre en Holanda con El Proyecto SolaRoad, o en la cubierta, caso de Corea del Sur con su carril ecológico, lo que está claro es que cada vez más el carril bici y los paneles fotovoltaicos componen un buen tándem.

Cada vez son más y con mejores rendimientos las aplicaciones de las células fotovoltaicas para aprovechar la energía del Sol.

Sin duda, la idea llevada a cabo en Holanda parece lógica, aprovechar la luz solar sobre la superficie de la carretera para convertirla en electricidad. No obstante, su implementación no es tan sencilla. Los módulos son placas prefabricadas compuestas de hormigón y vidrio cubriendo las células solares.

Aunque se pueda pensar que el elemento más sensible de esta tecnología sean las células, la realidad es que el vidrio que las protege debe ser resistente al deslizamiento y lo suficientemente fuerte como para que la superficie de la carretera sea segura. Evidentemente afectando al rendimiento de la instalación.

Por su parte, el Gobierno de Corea del Sur ha optado por una solución más sencilla, en la carretera que une las ciudades de Daejeon y Sejong, donde ha instalado un tejado solar a lo largo del carril bici que cubre todo este recorrido, de manera que no sólo se aprovecha la energía, sino que se protege a los usuarios de las inclemencias del tiempo. En este caso, la energía generada se usa para la recarga de dispositivos, incluidos coches eléctricos, así como para el alumbrado de la vía.

¿Cuál de las dos innovaciones te parece más interesante? ¿Suelo o techo?