La portada de la revista estadunidense “Popular Science”, en marzo de 1949, ya hablaba de una vivienda que utilizaba el calor del sol para su climatización.

Se trataba de un proyecto constructivo innovador llevado a cabo conjuntamente por la arquitecta americana Eleanor Raymond, y la quimico-fisica húngara Mária Telkes; cuyo objetivo era aprovechar los recursos naturales disponibles en el entorno dónde se iba a ubicar la vivienda, sin romper la armonía del paisaje.

El sistema solar consistía en un conjunto de paneles de vidrio y metal tras las 18 ventanas de la vivienda, orientadas al sur, y que gracias al sol calentaban el aire de los paneles. Este aire era transportado a través de las tuberías instaladas en las paredes de la casa hasta los depósitos de almacenamiento. Para que los depósitos pudieran almacenar el calor contenido en el aire, contaban con una sal capaz de absorber este calor en los días soleados, fundiéndose, y liberarlo en los días más fríos, al solidificarse.  Finalmente, la distribución del calor se realizaba mediante unos ventiladores.

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