Piscinas cubiertas: cuidado con la calidad del aire
OCU ha elaborado un estudio sobre la calidad del aire y del agua en piscinas cubiertas, visitando 37 piscinas de 23 ciudades de toda España. En algunas instalaciones apreciamos un exceso de cloro en el agua y trihalometanos en el aire y, ojo, legionella en las duchas de tres vestuarios.
OCU ha elaborado un estudio sobre la calidad del aire y del agua en piscinas cubiertas y hemos apreciado que en algunas de estas instalaciones existe un exceso de cloro en el agua y trihalometanos en el aire.
Hemos analizado 37 piscinas cubiertas de uso público de 23 localidades españolas, y matizamos que no lo hemos hecho en Valladolid y León porque no se nos permitió el acceso. Además de la calidad del aire, valoramos la del agua de la piscina, y la de los baños y las duchas de los vestuarios, teniendo en cuenta aspectos como la desinfección, el pH, la temperatura, la higiene y la presencia de trihalometanos, sustancias perjudiciales para la salud y potencialmente cancerígenas presentes en el agua.
La calidad del agua es, en general, bastante buena en las instalaciones visitadas. Pero la temperatura, a pesar de que la normativa establece que para evitar la sensación de frío la temperatura del aire ha de estar entre 1 y 2 grados por encima de la del agua, en 20 de los 70 vasos analizados ésta era superior a la del agua. Únicamente 7 instalaciones cumplían estrictamente la norma.
Pese a todo, fue la calidad del aire el aspecto más preocupante, ya que la humedad relativa en casi la mitad de las instalaciones era superior a lo deseable, lo que supone un riesgo, ya que puede favorecer la aparición de microbios. En el 36% de las instalaciones se encontró cloro gas provocado por la evaporación del exceso de cloro en el agua, que generan el clásico ‘olor a piscina’, y molestias a los usuarios.
OCU detectó en 20 piscinas un exceso de trihalometanos en el aire, en 12 de ellas además en niveles muy elevados. Estas sustancias surgen de la reacción del cloro y la materia orgánica en el agua, son volátiles y una vez en el aire pueden causar molestias en las vías respiratorias, piel y ojos.
Pese a que están limitadas en el agua de beber, la normativa sobre piscinas no recoge límites para estos compuestos en el ambiente de estas instalaciones. Una buena ventilación y climatización de las instalaciones contribuiría a reducir los problemas detectados.
Legionella en las duchas
Con todo, el problema sanitario más grave fue detectar Legionella pneumophilla en las duchas de 3 instalaciones: Alicante (Monte Tossal), Sevilla (O2 wellness) y Zaragoza (Palacio de los Deportes).
OCU lo puso en conocimiento de los responsables de estas instalaciones, y tomó una segunda muestra transcurrido un plazo suficiente para que se solucionase el problema. Así, en Alicante la instalación había solventado la incidencia, no así las otras dos, por lo que OCU informó a las autoridades sanitarias, además de a los responsables de las instalaciones afectadas. En Sevilla, las autoridades sanitarias informaron de la resolución del problema, pero hasta el momento no lo ha hecho el Ayuntamiento de Zaragoza.
A juicio de OCU, la norma que regula la calidad higiénica de las piscinas es insuficiente en varios aspectos:
- No limita los niveles de trihalometanos en el agua ni en el aire, a pesar de las recomendaciones científicas.
- Faltan parámetros de calidad del aire, como el cloro gas o el nivel de microbios.
- Los protocolos de mantenimiento y la vigilancia para evitar la aparición de Legionella no son lo bastante estrictos.
- No existe obligación de publicar informes periódicos de las inspecciones, ni tampoco de publicar un registro de las piscinas que están operativas y en qué estado se encuentran.
La piscina ideal
Para tener el agua limpia, la desinfección en prioritaria y ha de tener su justa cloración, no excesiva. Debe mantenerse el pH próximo a la neutralidad para evitar la presencia de bacterias y hongos.
La duchas deben seguir un protocolo de desinfección y mantener todos sus elementos en buen estado. Si no es así pueden ser foco de bacterias, especialmente de la Legionella.
El aire de la instalación debe ser renovado para mantener a raya la humedad y prevenir la aparición de bacterias y concentraciones de gases perjudiciales. Se debe renovar el aire para evitar la acumulación de sustancias indeseables y climatizarlo para que la temperatura ambiente sea entre 1 y 2 grados por encima de la del agua.
OCU ha elaborado un estudio sobre la calidad del aire y del agua en piscinas cubiertas y hemos apreciado que en algunas de estas instalaciones existe un exceso de cloro en el agua y trihalometanos en el aire.
Hemos analizado 37 piscinas cubiertas de uso público de 23 localidades españolas, y matizamos que no lo hemos hecho en Valladolid y León porque no se nos permitió el acceso. Además de la calidad del aire, valoramos la del agua de la piscina, y la de los baños y las duchas de los vestuarios, teniendo en cuenta aspectos como la desinfección, el pH, la temperatura, la higiene y la presencia de trihalometanos, sustancias perjudiciales para la salud y potencialmente cancerígenas presentes en el agua.
La calidad del agua es, en general, bastante buena en las instalaciones visitadas. Pero la temperatura, a pesar de que la normativa establece que para evitar la sensación de frío la temperatura del aire ha de estar entre 1 y 2 grados por encima de la del agua, en 20 de los 70 vasos analizados ésta era superior a la del agua. Únicamente 7 instalaciones cumplían estrictamente la norma.
Pese a todo, fue la calidad del aire el aspecto más preocupante, ya que la humedad relativa en casi la mitad de las instalaciones era superior a lo deseable, lo que supone un riesgo, ya que puede favorecer la aparición de microbios. En el 36% de las instalaciones se encontró cloro gas provocado por la evaporación del exceso de cloro en el agua, que generan el clásico ‘olor a piscina’, y molestias a los usuarios.
OCU detectó en 20 piscinas un exceso de trihalometanos en el aire, en 12 de ellas además en niveles muy elevados. Estas sustancias surgen de la reacción del cloro y la materia orgánica en el agua, son volátiles y una vez en el aire pueden causar molestias en las vías respiratorias, piel y ojos.
Pese a que están limitadas en el agua de beber, la normativa sobre piscinas no recoge límites para estos compuestos en el ambiente de estas instalaciones. Una buena ventilación y climatización de las instalaciones contribuiría a reducir los problemas detectados.
Legionella en las duchas
Con todo, el problema sanitario más grave fue detectar Legionella pneumophilla en las duchas de 3 instalaciones: Alicante (Monte Tossal), Sevilla (O2 wellness) y Zaragoza (Palacio de los Deportes).
OCU lo puso en conocimiento de los responsables de estas instalaciones, y tomó una segunda muestra transcurrido un plazo suficiente para que se solucionase el problema. Así, en Alicante la instalación había solventado la incidencia, no así las otras dos, por lo que OCU informó a las autoridades sanitarias, además de a los responsables de las instalaciones afectadas. En Sevilla, las autoridades sanitarias informaron de la resolución del problema, pero hasta el momento no lo ha hecho el Ayuntamiento de Zaragoza.
A juicio de OCU, la norma que regula la calidad higiénica de las piscinas es insuficiente en varios aspectos:
- No limita los niveles de trihalometanos en el agua ni en el aire, a pesar de las recomendaciones científicas.
- Faltan parámetros de calidad del aire, como el cloro gas o el nivel de microbios.
- Los protocolos de mantenimiento y la vigilancia para evitar la aparición de Legionella no son lo bastante estrictos.
- No existe obligación de publicar informes periódicos de las inspecciones, ni tampoco de publicar un registro de las piscinas que están operativas y en qué estado se encuentran.
La piscina ideal
Para tener el agua limpia, la desinfección en prioritaria y ha de tener su justa cloración, no excesiva. Debe mantenerse el pH próximo a la neutralidad para evitar la presencia de bacterias y hongos.
La duchas deben seguir un protocolo de desinfección y mantener todos sus elementos en buen estado. Si no es así pueden ser foco de bacterias, especialmente de la Legionella.
El aire de la instalación debe ser renovado para mantener a raya la humedad y prevenir la aparición de bacterias y concentraciones de gases perjudiciales. Se debe renovar el aire para evitar la acumulación de sustancias indeseables y climatizarlo para que la temperatura ambiente sea entre 1 y 2 grados por encima de la del agua.