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Agua con gas: burbujas saludables

06 julio 2018
Agua con gas

Sin azúcar, sin aditivos, sin alcohol… y con minerales. El agua con gas es una alternativa sana y refrescante para combatir la sed. Además, estimula el apetito y favorece la digestión. Ahora bien, no todas son iguales. Te contamos los resultados de nuestro estudio de 21 aguas minerales con gas y las recomendaciones de consumo, según el tipo.

El agua no solo es una bebida muy refrescante y la que mejor calma la sed, sino que es imprescindible para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Las aguas minerales con gas estimulan la secreción de jugos gástricos y, por eso, abren el apetito, pero además también facilitan la digestión. Sin embargo, el 10% de los españoles tomamos, al menos, un refresco al día en lugar de tomar más agua. 

agua gas vaso

¿Cuál es la mejor agua con gas de nuestro estudio?

Comprobamos el etiquetado de 21 aguas minerales con gas de diferentes manantiales. En nuestro estudio prestamos especial atención a la composición mineral de las aguas. Además un grupo experto de catadores valoró la calidad de la burbuja. Puedes comprobar los resultados en:

Comparador de aguas minerales con gas

Tipos de agua y recomendaciones de uso

En función del contenido del mineral que predomine, el agua es de un tipo u otro:

  • Bicarbonatadas: cuando contengan más 600 mg/l de bicarbonato. Estas aguas pueden contribuir por sus efectos mecánicos y químicos a digerir mejor los alimentos. Además, si bebes más de 300 ml antes de las comidas, te ayudará a saciarte antes.
  • Cálcicas: entre 150 mg/l de calcio (el mínimo por norma para que un agua mineral pueda denominarse cálcica) y 375 mg/l de calcio (el máximo encontrado en nuestro estudio en el agua Borsec). Esto significa entre un 18 y un 45% de la cantidad recomendada diaria de calcio, frente al 150% que aporta un litro de leche. Además, este tipo de calcio tiene una absorción baja, frente al de la leche.
  • Sulfatadas: cuando supera los 200 mg/l de sulfatos. Tienen un cierto efecto laxante. Este efecto es mayor en las aguas sulfatadas sódicas y magnésicas que en las sulfatadas cálcicas (hay dos en nuestro estudio).  
  • Sódicas: las incluidas en nuestro estudio tienen un contenido que oscila entre los 551 y los 1.172 mg/l de sódio. Esto, traducido en sal, sería entre el 28% y el 59% de la cantidad de sal máxima recomendada al día (2 g), si ingerimos un litro de este agua. Están contraindicadas para personas hipertensas.
  • Magnésicas: si tienen un contenido superior a 50 mg de magnesio por litro de agua. Así, un litro de agua aporta el 14% del consumo aconsejado en un día (que es de 350 mg). Las dos aguas de nuestro estudio que son magnésicas tienen una mineralización fuerte o media, por lo que no se recomiendan como bebida habitual de consumo y, por tanto, no son la solución para cubrir las necesidades de este mineral.
  • Cloruradas: cuando tienen más más de 200 mg/l de cloruros. Cuatro son las aguas que superan dicha cantidad en este estudio. Además, todas ellas son sódicas y de mineralización fuerte, por lo que no debe consumirlas como bebida habitual.

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